miércoles, julio 9, 2025
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Editoriales

El ADN desvela los misterios detrás del ritual de sacrificio de 64 niños pertenecientes a la civilización maya

Chichén Itzá, situada en la península de Yucatán (México), fue una de las urbes más destacadas de la civilización maya. En la actualidad, es uno de los sitios arqueológicos más investigados de Mesoamérica, principalmente por los vestigios de los sacrificios humanos que se llevaron a cabo en este lugar durante siglos.

Aunque estos actos rituales eran fundamentales en la cultura maya, aún no se comprenden totalmente. Recientemente, el análisis de ADN antiguo de los restos de 64 individuos sacrificados en Chichén Itzá entre los años 600 y 1100 d.C. ha revelado que todos eran niños varones de corta edad, incluyendo dos pares de gemelos.

Este estudio también ha examinado el impacto genético de las epidemias en las poblaciones indígenas, encontrando que algunas variantes genéticas se han mantenido hasta las poblaciones contemporáneas.

La investigación, publicada en la revista Nature, es fruto de la colaboración entre científicos de instituciones como los Institutos Max Planck de Antropología Evolutiva y Geoantropología (ambos en Alemania), la Escuela Nacional de Antropología e Historia y el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, así como las universidades de Yucatán y Harvard.

Sacrificios rituales

La ciudad de Chichén Itzá, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, posee estructuras impresionantes como el templo de Kukulcán, conocido como 'El Castillo', una pirámide de cuatro lados, y varios espacios para los 'juegos de pelota', una práctica maya que más que un deporte era un ritual en el que el ganador era sacrificado como ofrenda a las deidades.

Uno de los puntos más emblemáticos es el 'Cenote Sagrado', una piscina natural vista como una entrada al inframundo, donde se han hallado los restos de numerosos individuos (en su mayoría mujeres jóvenes y niños de ambos sexos) que fueron sacrificados en ceremonias sagradas.

Muy cerca de este lugar, en 1967, se encontró un chultún -una cámara subterránea para agua- con los restos de más de cien niños sacrificados entre los años 600 y 1100 d.C.

Para entender mejor estos rituales, se analizó el ADN antiguo de los huesos de 64 niños del chultún. Se descubrió que todos eran varones de entre 3 y 6 años, y que al menos una cuarta parte de ellos estaban emparentados. Además, se identificaron dos pares de gemelos idénticos.

El descubrimiento de los gemelos idénticos cambió la perspectiva sobre los sacrificios, sugiriendo que eran homenajes especiales a los Gemelos Héroes de la mitología maya. Los gemelos son figuras importantes en la cultura maya, y su historia está ampliamente representada en el arte y la literatura sagrada.

Según el análisis genético, los niños podrían haber sido sacrificados como tributo a las deidades simbolizadas por los Gemelos Guerreros, un honor supremo en la visión maya. Aunque no se conoce la causa exacta de la muerte, se descarta que hayan sido sacrificados de manera tradicional, ya que no presentaban lesiones en los huesos como otros sacrificios.

Epidemias y evolución genética

El análisis genético también ha permitido investigar el impacto de las enfermedades introducidas por los europeos y africanos en las poblaciones indígenas durante la época colonial. Se encontraron evidencias de adaptaciones genéticas relacionadas con la dieta, el estilo de vida y enfermedades infecciosas, como la Salmonella enterica, que antes no existía en América.

En resumen, el estudio de Chichén Itzá revela aspectos importantes de la cultura maya, sus rituales y su evolución genética frente a desafíos como las epidemias y la colonización.

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