Aunque nunca se ha visto un avestruz con la cabeza dentro de la tierra, la frase me ayuda a dibujar lo que observo con más frecuencia de la que desearía.
Hace unos días le pregunté a un señor si podía hacerle una sugerencia que pensaba le podía colaborar al resultado de su trabajo. Me abrió los brazos y me dijo que quisiera tener 3,000 personas que le dieran sugerencias.
Al iniciar me interrumpió con la primera defensa. Luego de la tercera justificación sonreí amablemente y dejé que me contara por qué no se puede mejorar lo que estoy seguro sí se puede. Y sé cómo, pero no quiso escucharme. Metió la cabeza en la tierra.
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Intentar dar consejos
Tengo un principio que me ahorra muchas palabras y hasta desavenencias: “No le des un consejo a quien no te lo pide”. Pero intentarlo con alguien nuevo no es un mal experimento.
En lo financiero veo a tanta gente quejarse y no están dispuestas a escuchar opciones. A los que dicen que el dinero no les alcanza para lo básico, pero tienen un préstamo de vehículo a 5 o 7 años, me es difícil aceptar que el dinero realmente no les alcanza para lo básico.
No es que no tengan vehículo, es que lo dimensionen a lo que pueden. Porque si para lo básico no alcanza, mucho menos para un vehículo que se financia a 7 años.
Algunos tienen hobbies o juegan con frecuencia a la lotería. Otros toman alcohol con frecuencia o van a restaurantes. Hay quien hace pedidos de comida o compran cosas que no son prioritarias. Pero los consejos que doy son rechazados.
–¿Por qué, Diego Sosa?
Es simple, porque el dinero no alcanza.
Es más divertido hacer viajes o tener salidas los fines de semana que aplicar mi consejo de que ahorren para poder comprar su propia vivienda. O que reduzcan gastos en financiamientos de tarjetas de crédito o servicios de streaming para que puedan pagar sin estrés lo que es básico.
Hay quienes me expresan que se llevan de mis consejos, pero financian sus tarjetas de crédito y todos los fines de semana salen a divertirse. Y me dicen que quieren que el dinero les alcance para lo básico.
¿Escuchan mis consejos realmente? ¿O toman una parte y para la otra esconden sus oídos debajo de la tierra
El efecto avestruz
Otra ocasión que veo el efecto avestruz en las finanzas es cuando se meten en uno de esos negocios o inversiones que no tienen ni pies ni cabeza. A todas luces se sabe que es un engaño, la típica pirámide, pero meten la cabeza en el hueco y no escuchan.
Hasta defienden iracundamente su gran método. Luego, se ponen a llorar y decir que les engañaron. Antes, insultaban al que les quisiera entrar en razón, demostrándole, por ejemplo, que la actividad era una pirámide.
A estos amantes de los resultados rápidos y extraordinarios los consejos no les convienen, los rechazan con todos los argumentos. Una vez es muy tarde, son los mejores consejeros.
Mi ventaja es que puedo escribir en general y uno que otro dirá: si me estoy quejando de que algo no me gusta, ¿cuál consejo me puede servir para cambiarlo?
Porque meter la cabeza en el agujero no le ha servido nunca a nadie para resolver el problema que pretende no ver.
Fuente: Diario Libre
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