En la mañana de un viernes, a las 7:50 a.m, una multitud de haitianos se congrega en el puente que conduce a la puerta fronteriza, esperando para ingresar a República Dominicana y participar en el mercado de Dajabón. Este mercado es el más concurrido a lo largo de la frontera, con miles de personas asistiendo cada lunes, viernes y domingo.
A las 8:00 a.m en punto, los militares del Cesfront abren las puertas del puente, dirigiendo a los asistentes a través de controles de seguridad. Los haitianos, cargando alimentos y productos para vender, se esfuerzan por conseguir una buena posición para entrar, generando tensiones a medida que avanzan.
Los compradores van cruzando poco a poco hacia el mercado, formando filas que avanzan lentamente debido a las medidas de seguridad implementadas. Mientras tanto, algunos haitianos traen productos para vender, mientras que otros regresan a Haití con mercancías compradas en República Dominicana.
Posteriormente, nos adentramos en el mercado lleno de pasillos con diversas mercancías, donde tanto dominicanos como haitianos comercian en un ambiente activo. Los vendedores se ven afectados por la violencia en Haití, lo que reduce las ventas y limita el comercio en la región.
Finalmente, tras recorrer varios mercados fronterizos, observamos cómo estos mercados binacionales permiten un intercambio beneficioso que ayuda a contrarrestar la difícil situación en la que se encuentra Haití. A pesar de los desafíos, los mercados son un punto de encuentro donde se puede ver la cooperación entre personas de ambos lados de la frontera.
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