El gobierno de Papúa Nueva Guinea estima que más de 2,000 personas quedaron atrapadas por un gran deslizamiento de tierra que devastó un pueblo en el país. Ante esta situación, el gobierno ha solicitado ayuda internacional para llevar a cabo las operaciones de rescate. El incidente ocurrió en una aldea en la provincia de Enga, donde una parte de la montaña colapsó, sepultando varias casas y a personas que se encontraban en su interior.
El deslizamiento ha causado graves daños en edificaciones, huertos y en la economía local. La principal carretera que conduce a la mina de oro de Porgera se encuentra bloqueada, lo que dificulta las labores de rescate. La situación sigue siendo peligrosa ya que el deslizamiento de tierra continúa avanzando lentamente.
La ONU se prepara para reunirse con gobiernos extranjeros con el fin de coordinar mejor las operaciones de rescate. Residentes y equipos de rescate trabajan arduamente utilizando palas y trozos de madera para buscar cuerpos bajo el lodo, que se estima tiene una profundidad de hasta ocho metros y una longitud equivalente a cuatro campos de fútbol.
Diversos países y organizaciones han ofrecido su apoyo ante esta tragedia, incluyendo Australia, China, Estados Unidos, Francia, Japón y la Organización Mundial de la Salud. La situación se ve complicada por las lluvias intensas que han afectado la región, y se teme que nuevos deslizamientos puedan ocurrir debido a las grietas detectadas en áreas cercanas.
Las autoridades enfrentan dificultades para brindar ayuda humanitaria debido a cortes en las carreteras y a los enfrentamientos tribales que han ocurrido en la zona. A pesar de los desafíos, se espera que la situación mejore con la llegada de maquinaria pesada y excavadores para ayudar en las labores de rescate. Papúa Nueva Guinea ha experimentado varios desastres naturales a lo largo del año, lo que ha dificultado la labor de los servicios de emergencia.
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