Las universidades estadounidenses podrán pagar directamente a los deportistas y a los jugadores de sus equipos, tras una decisión judicial de este viernes que supone un cambio histórico y de profundas implicaciones para el panorama del deporte en Estados Unidos.
Con una enorme tradición y una gran popularidad en EE.UU., especialmente en el fútbol americano y el baloncesto, las competiciones universitarias, sobre todo a través de la NCAA, se habían basado en la condición 'amateur' de sus deportistas.
Pero la entrada en 2021 de los contratos de patrocinio NIL (Nombre, Imagen y Semejanza, NIL por sus siglas en inglés) y el fallo judicial de este viernes que permitirá el pago directo a los deportistas transformarán radicalmente las competencias deportivas universitarias en EE.UU., que más allá de ser un lugar de formación para los jóvenes es en realidad un monumental negocio en el país de las barras y estrellas.
Casi cinco años después de que el nadador de la Universidad Estatal de Arizona, Grant House, demandara a la NCAA y a sus cinco conferencias más importantes para levantar las restricciones al reparto de ingresos, la jueza federal Claudia Wilken aprobó la propuesta final.
La iniciativa se había estancado en cuanto a los límites de las plantillas, solo uno de los muchos cambios que se avecinan ante la preocupación de que miles de atletas sin beca pierdan la oportunidad de practicar deportes universitarios.
Una fortuna
Los amplios términos del llamado acuerdo de la Cámara incluyen la aprobación para que cada universidad comparta hasta 20,5 millones de dólares con los atletas durante el próximo año y 2,700 millones de dólares que se pagarán durante la próxima década a miles de exjugadores que se vieron privados de esos ingresos durante años.
El acuerdo supone un cambio radical para cientos de universidades que se vieron obligadas a afrontar la realidad de que sus jugadores son quienes generan los miles de millones de dólares en ingresos por televisión y otros medios, principalmente a través del fútbol americano y el baloncesto, que mantienen a esta maquinaria en marcha.
La profesionalización del atletismo universitario se verá reflejada en el costoso y arriesgado reclutamiento de estrellas que se dirigen a la NFL y la NBA, y se sentirá en los atletas cuyas universidades han decidido reducir sus programas.
El acuerdo tendrá eco en casi todas las 1,100 universidades miembros de la NCAA, que cuentan con casi 500,000 atletas.
Fuente: Diario Libre
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