lunes, junio 30, 2025
spot_img
spot_img

Editoriales

Pareja o hijos: cuál debe ser la prioridad

En el contexto familiar, muchas personas consideran que la relación de pareja debe ocupar el primer lugar, seguida por los hijos.

Sin embargo, no todos comparten esta visión. Especialmente entre mujeres se mantiene la idea de que los hijos deben ser la prioridad, pues al fin y al cabo representan un vínculo permanente, a diferencia de la pareja, que podría no estar mañana. 

Estos diferentes puntos de vista generan debate y ponen sobre la mesa una pregunta clave: ¿qué es lo más saludable para el bienestar emocional de todos los miembros de la familia?

La respuesta del psicólogo clínico Carlos Javier, de @lotuscentrointegral, es clara: “Pareja e hijos por naturaleza no compiten por su lugar, sino que tienen una posición, roles y dinámicas relacionales diferentes”. 

La discusión en torno a quien debe ocupar el primer lugar, dice, surge debido a la complejidad de los lazos familiares y las diversas perspectivas sobre la función de cada miembro, más que por un conflicto real a nivel interno.

Según el profesional, esta complejidad responde a múltiples factores, entre ellos la variedad de modelos familiares, las necesidades evolutivas de los hijos y ciertas expectativas culturales. “Lo que la pareja conciba como una buena familia influirá mucho en el ‘proyecto’ de los hijos y qué lugar ocuparán”, explica.

Además, señala que la sociedad idealiza la paternidad y la maternidad hasta el punto de que muchos padres sienten culpa al dedicar tiempo a su pareja. “Se espera que los padres sacrifiquen todo por sus hijos”, sostiene. 

A esto se suman las dinámicas de apego formadas en la infancia, que también influyen en cómo los adultos priorizan sus relaciones. Una persona con apego ansioso puede volcarse en la crianza y relegar a su pareja, mientras que alguien con apego evitativo podría mantener distancia afectiva.

También destaca un factor fundamental: la falta de educación emocional en torno a la vida en pareja después de la llegada de los hijos.

“Se asume que el amor romántico se transforma en amor parental, y la pareja pasa a un segundo plano. Pero la realidad es que podemos incorporar los hijos al proyecto de la pareja y contemplar esos cambios”.

Infografía

La pareja como base del bienestar infantil

Contrario a lo que muchos creen, cuidar la relación de pareja no compite con el bienestar de los hijos; lo fortalece. “La dinámica de la relación y la calidad del vínculo ejercen una influencia profunda y multifacética en el bienestar emocional de los hijos”, refiere Javier. 

Y más allá del afecto directo, los hijos aprenden observando. “Un niño no aprende de lo que se le dice y a veces ni siquiera de lo que se hace, sino de lo que viven”, dice, agregando que la relación de pareja influye en los hijos a través de distintas experiencias que viven en el entorno familiar:

  • Modelo de relaciones saludables. Una relación de pareja en la que hay respeto, comunicación efectiva, afecto, resolución constructiva de conflictos y apoyo mutuo les proporciona un modelo fundamental para sus futuras relaciones interpersonales. Aprenden cómo interactuar, cómo expresar emociones y cómo resolver problemas de manera sana.
  • Sentimiento de seguridad y estabilidad. Cuando los padres tienen una relación estable y amorosa, los hijos perciben un ambiente familiar seguro y predecible. Esto reduce la ansiedad, promueve un apego seguro y les permite explorar el mundo con confianza, sabiendo que tienen una base sólida a la que regresar.
  • Regulación emocional. Un ambiente familiar armónico, producto de una buena relación de pareja, facilita la regulación emocional en los hijos. Aprenden a manejar sus propias emociones al observar cómo sus padres gestionan las suyas y al recibir apoyo emocional de ellos. Por el contrario, un ambiente con conflictos frecuentes o tensión parental puede generar estrés crónico, problemas de comportamiento y dificultades en la regulación emocional.
  • Desarrollo de la autoestima. Los hijos que crecen en hogares con una relación de pareja saludable suelen tener una mejor autoestima. Sienten que son parte de una unidad funcional y que sus padres son felices, lo que refuerza su sentido de valía y pertenencia.
  • Menos estrés y ansiedad. Las discusiones constantes o el distanciamiento entre los padres pueden generar un estrés significativo en los hijos, manifestándose en problemas de sueño, ansiedad, bajo rendimiento académico o problemas de conducta. Por el contrario, una relación de pareja sólida reduce estos factores estresantes.

Señales de alarma: ¿estás descuidando la relación?

El psicólogo identifica señales de advertencia que podrían indicar que la relación de pareja ha pasado a un segundo plano, desplazada por las demandas de la crianza de los hijos:

  • Falta de tiempo a solas. Cuando las interacciones de la pareja se limitan a asuntos relacionados con los hijos (horarios, tareas, problemas escolares) y no hay tiempo dedicado exclusivamente a la pareja, sin interrupciones y con propósito.
  • Disminución de la intimidad (física y emocional). No solo la actividad sexual, sino también la falta de cercanía emocional, compartir pensamientos profundos, sueños, miedos o simplemente momentos de afecto y cariño.
  • Prioridad exclusiva a las actividades de los hijos. La agenda de la pareja gira completamente en torno a las actividades de los hijos, dejando de lado los intereses y hobbies individuales o de la pareja.
  • Sentimiento de ser "compañeros de equipo" en lugar de "pareja". La relación se reduce a la coparentalidad, perdiendo la chispa romántica, la conexión emocional profunda y el disfrute mutuo.
  • Comunicación superficial. Las conversaciones son principalmente logísticas o sobre los hijos, y se evita abordar temas relacionados con la propia relación, los sentimientos o las necesidades de la pareja.
  • Resentimiento y frustración. Uno o ambos miembros de la pareja pueden empezar a sentir resentimiento hacia el otro o hacia los hijos por la falta de atención o tiempo dedicado a la relación. Esto es peligroso porque esos sentimientos suelen ser muy insidiosos y quien los experimenta no suele admitirlos hasta que es muy tarde.
  • Críticas constantes o distanciamiento emocional. Las interacciones se vuelven más negativas, con críticas frecuentes, o hay un alejamiento emocional que lleva a sentirse solo dentro de la relación.
  • Falta de apoyo mutuo en roles individuales. Cuando uno de los miembros siente que el otro no apoya sus aspiraciones personales o profesionales porque "todo es sobre los niños".

¿Es posible lograr un equilibrio? 

La respuesta es sí, asegura Javier. “Es absolutamente posible lograr un equilibrio sano entre ser padre y ser pareja. Y no solo es posible, sino que es fundamental para el bienestar de todos los miembros de la familia”, explica.

“No se trata de una competencia, sino de entender que ambas esferas se retroalimentan y fortalecen mutuamente”.

Lo importante es tener claro que ese equilibrio no ocurre por inercia. “No es algo que suceda de forma automática, especialmente en las etapas de crianza más intensivas. Requiere un esfuerzo consciente de ambos miembros de la pareja para nutrir su vínculo mientras cumplen con sus responsabilidades parentales”, dice.

Infografía

Consejos para equilibrar amor y crianza

Como las responsabilidades con los hijos surgen de manera natural, el psicólogo enfatiza la importancia de invertir activamente en la relación de pareja para equilibrar la balanza. En ese sentido, recomienda:

  • Comunicación abierta y honesta. Es la base de todo. Hablar regularmente sobre las necesidades individuales, las necesidades de la relación y las necesidades de los hijos. Expresar los sentimientos y preocupaciones sin juicio. Se pueden establecer "reuniones de pareja" semanales para discutir estos temas. El punto es generar un espacio de conversación siempre.
  • Priorizar tiempo de calidad en pareja. Agendar citas, aunque sean cortas, de forma regular. Esto puede ser una cena en casa después de que los niños duerman, una caminata, ver una película juntos o simplemente conversar sin interrupciones. La cantidad no siempre es lo más importante; la calidad y la exclusividad del tiempo sí.
  • Mantener la intimidad (física y emocional). No dejar que la intimidad se desvanezca. Buscar momentos para el contacto físico (abrazos, besos, caricias) y para compartir los pensamientos y sentimientos más profundos. Esto ayuda a mantener la conexión emocional.
  • Establecer límites claros. Es importante establecer límites con los hijos, enseñándoles que mamá y papá también necesitan su tiempo juntos. Esto no solo beneficia a la pareja, sino que también enseña a los hijos sobre el respeto y las diferentes facetas de las relaciones.
  • Apoyo mutuo en la crianza. Dividir las responsabilidades parentales de manera equitativa siempre que sea posible. Esto reduce la carga sobre uno de los miembros y permite que ambos tengan tiempo libre para sí mismos y para la relación.
  • Recordar quiénes eran antes de ser padres. No hay que olvidar los intereses individuales y compartidos que había antes de tener hijos. Retomen hobbies, actividades o salidas que solían disfrutar juntos. Esto ayuda a recordar su identidad más allá de la parentalidad.
  • Buscar apoyo externo si es necesario. Si la relación de pareja está sufriendo significativamente, se debe considerar buscar la ayuda de un terapeuta de pareja. Un profesional puede proporcionar herramientas y estrategias para mejorar la comunicación, resolver conflictos y fortalecer el vínculo.
  • Flexibilidad y paciencia. Habrá etapas en las que el equilibrio será más difícil de lograr (ej. recién nacidos, enfermedades). Hay que ser flexibles, pacientes el uno con el otro y recordar que es un proceso continuo de ajuste.

La importancia de las demostraciones de afecto para una pareja feliz

Fuente: Diario Libre

Website |  + posts

Somos EL TESTIGO. Una forma diferente de saber lo que está pasando. Somos noticias, realidades, y todo lo que ocurre entre ambos.

Todo lo vemos, por eso vinimos aquí para contarlo.

RELACIONADAS