El ataque de Irán en contra de Israel ha marcado un hito al ser la primera vez que Teherán ha llevado a cabo una ofensiva directa sobre territorio israelí. A pesar de esto, Estados Unidos y sus aliados estuvieron en estado de máxima alerta durante diez días, lo que les permitió prepararse para la oleada de misiles y drones.
Según fuentes oficiales estadounidenses, Washington trabajó en conjunto con aliados como Israel, Reino Unido y Francia para reforzar las defensas aéreas israelíes. Además, se realizaron contactos con países como China, India, Turquía e Irak con el objetivo de evitar que la situación escalara a nivel regional.
El presidente estadounidense, Joe Biden, personalmente diseñó cada detalle de la respuesta ante la amenaza de Irán, motivada por un ataque previo a su consulado en Damasco atribuido a Israel, que resultó en la muerte de varios miembros de la Guardia Revolucionaria iraní.
Para hacer frente a la situación, se estableció un canal de comunicación con Irán a través de Suiza, que suele actuar como intermediario entre ambos países. Asimismo, se ordenó el despliegue de aviones y destructores con sistemas antimisiles en la región, los cuales fueron cruciales para neutralizar la amenaza de drones y misiles lanzados por Teherán contra Israel.
Gracias a estos preparativos y a la coordinación entre las autoridades de EE.UU. e Israel, la ofensiva iraní logró ser interceptada en un 99%, evitando así pérdidas humanas significativas. Israel, con la colaboración de Estados Unidos, el Reino Unido y Jordania, logró contener el ataque y evitar una escalada mayor en Oriente Medio.
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