Una sobreviviente de la masacre de 46 reclusas ejecutada por pandilleras hace un año en la única cárcel de mujeres de Honduras, aún se pregunta cómo logró salir con vida de ese terrible evento. La tragedia ocurrió en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), en Támara, donde miembros de la pandilla Barrio 18 mataron a 23 mujeres a tiros y quemaron vivas a otras 23 pertenecientes a la Mara Salvatrucha (MS-13).
En medio del caos, algunas presas intentaron escapar abriendo un agujero en el techo, pero fueron recibidas con disparos y tuvieron que regresar a sus celdas. Samantha, una de las reclusas, relata que todas rezaron en ese momento de desesperación y afirma que su supervivencia fue algo sobrenatural, ya que vio a una compañera ser alcanzada por las balas pero ella salió ilesa.
Tras el terrible suceso, la presidenta Xiomara Castro tomó medidas drásticas, reemplazando a los policías del penal por efectivos de la Policía Militar de Orden Público (PMOP) y desplegando seguridad en todas las cárceles del país. Siete pandilleras del Barrio 18 fueron acusadas por llevar a cabo la masacre, en una lucha territorial por el control de ventas de drogas y extorsión.
Ante la alarmante violencia en Honduras, con una alta tasa de homicidios, la presidenta anunció la construcción de dos nuevas cárceles para albergar a los reclusos. En la PNFAS, donde ocurrió la masacre, se están realizando mejoras para garantizar la seguridad y dignidad de las presas, mientras que algunas pandilleras han sido trasladadas a otra prisión para separarlas de las rivales de la MS-13. Samantha, agradecida por seguir con vida, espera que estas medidas traigan más tranquilidad al lugar donde cumple su condena.
Fuente: Diario Libre
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