El reciente anuncio de la vicepresidenta de la República Dominicana, Raquel Peña, sobre su aspiración presidencial ha generado diversas interpretaciones en el ámbito político. Más allá del simple deseo de proyectarse como una posible sucesora del presidente Luis Abinader, su declaración podría responder a una estrategia diseñada para mantener el control dentro del Partido Revolucionario Moderno (PRM), especialmente frente a la creciente competencia entre los aspirantes a la candidatura oficialista.
Desde hace meses, varias figuras del PRM han mostrado interés en la presidencia para 2028, entre ellos altos funcionarios del gobierno actual. Esta situación ha generado una dinámica de agendas personales que podría amenazar la cohesión interna del partido y afectar la estabilidad del gobierno. Ante este panorama, la aparición de Raquel Peña como una opción en el tablero político puede servir como un mecanismo para:
1. Disuadir movimientos anticipados: Al posicionar a la vicepresidenta como una posible candidata, se envía un mensaje a los demás aspirantes de que el liderazgo del partido está atento a sus acciones. Esto podría frenar maniobras prematuras y garantizar que los funcionarios continúen alineados con la administración de Abinader.
2. Mantener el orden y la disciplina interna: Si varios de los presidenciables del PRM son funcionarios públicos, su enfoque en una futura candidatura podría desviar su atención de las responsabilidades gubernamentales. Raquel Peña, como figura cercana al presidente, representa la continuidad de su proyecto y obliga a los demás aspirantes a medir sus pasos cuidadosamente.
3. Crear un “candidato de consenso” en el futuro: Aunque el anuncio de Peña no significa necesariamente que será la candidata final del PRM, su figura puede servir como un punto de equilibrio para evitar fracturas dentro del partido. Su lealtad al presidente y su perfil técnico la hacen una opción atractiva para quienes buscan estabilidad en la transición post-Abinader.
En definitiva, más que una simple expresión de deseo, la declaración de Raquel Peña podría estar jugando un papel estratégico dentro del PRM. Si se trata de una aspiración genuina o de una maniobra de control, solo el tiempo lo dirá, pero lo cierto es que su figura ahora se convierte en un factor clave en la reconfiguración política del oficialismo
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