En los últimos años, los problemas de salud mental entre niños y adolescentes han aumentado significativamente, y uno de los factores más señalados es el abuso de dispositivos móviles con conexión a Internet.
El epidemiólogo Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Salud Pública en la Universidad de Navarra y catedrático visitante en la Universidad de Harvard, sostiene que esta dependencia digital está desempeñando un papel fundamental en esta crisis de salud mental.
Junto a él, se encuentra el psicólogo estadounidense Jonathan Haidt, quien en su libro “La generación ansiosa” alerta sobre los efectos negativos de las redes sociales y otros entornos digitales en la salud emocional de los más jóvenes.
Aunque algunos críticos han cuestionado la correlación entre la tecnología y los problemas de salud mental, el consenso en la comunidad científica parece estar cambiando.
Mientras que antes los estudios solo lograban mostrar asociaciones, cada vez más investigaciones sugieren que la exposición excesiva a las pantallas podría ser una causa directa de la epidemia neuropsíquica que afecta a los menores.
Avances científicos y el informe del US Surgeon General
En 2023, el informe del US Surgeon General (máxima autoridad en salud pública de Estados Unidos) añadió un giro importante al debate al señalar que, aunque las redes sociales pueden tener beneficios, su uso también conlleva riesgos significativos para la salud mental de los niños y adolescentes.
En el informe se citan diversos estudios, entre ellos dos ensayos con grupos de control aleatorizados. El primero, realizado con jóvenes universitarios, encontró que limitar el uso de las redes sociales a 30 minutos al día durante tres semanas mejoró significativamente los síntomas de depresión.
Otro estudio reveló que desactivar Facebook durante cuatro semanas aumentó la satisfacción con la vida.
Estos estudios ofrecen una evidencia sólida de que el uso excesivo de las redes sociales tiene efectos adversos, sobre todo en lo que respecta a la salud mental de los jóvenes.
Martínez-González no duda en respaldar estas conclusiones, señalando que las pantallas, lejos de ser inofensivas, están contribuyendo a la crisis de salud mental que afecta a millones de menores.
El impacto en el cerebro y el desarrollo temprano
Uno de los aspectos más preocupantes del uso intensivo de pantallas es su impacto en el desarrollo del cerebro, especialmente en los más pequeños.
El neurólogo David Ezpeleta destaca que, desde hace más de una década, se han observado alteraciones conductuales y cambios en la estructura cerebral de los jóvenes, coincidiendo con la masificación de las redes sociales y el uso de dispositivos digitales.
En particular, señala que, en los niños en edad preescolar, el uso excesivo de pantallas puede alterar la mielinización de las conexiones neuronales en áreas clave para el lenguaje y la alfabetización.
Las pruebas de neuroimagen, como las resonancias magnéticas, muestran que los niños expuestos a pantallas durante más horas tienen una menor cantidad de "carreteras neuronales" en áreas fundamentales para la atención, la memoria y el aprendizaje.
Estos cambios en el cerebro pueden tener consecuencias duraderas, afectando la capacidad de los menores para concentrarse, retener información y desarrollarse cognitivamente.

La adicción y sus efectos
Uno de los aspectos más peligrosos del uso de dispositivos móviles es el potencial de adicción. Es común observar en adolescentes un comportamiento impulsivo ante la necesidad de revisar constantemente las redes sociales o la ansiedad cuando no reciben la cantidad de "likes" esperada.
Este patrón de dependencia no solo afecta su bienestar emocional, sino que también interfiere en su rendimiento académico y social.
La adicción a las pantallas también está relacionada con la disminución de la calidad de las relaciones personales. Cuando los jóvenes pasan horas frente a sus dispositivos, su capacidad para interactuar de manera saludable en persona disminuye, lo que puede llevar a un aislamiento social y una mayor vulnerabilidad a la ansiedad y la depresión.
Estudios de intervención: el impacto de desconectar
Afortunadamente, la ciencia también ha comenzado a arrojar luz sobre los beneficios de reducir el uso de dispositivos digitales. En un estudio experimental realizado en 2024, familias completas fueron asignadas aleatoriamente para usar teléfonos sin acceso a Internet durante dos semanas.
Los resultados mostraron que, al reducir la exposición a las pantallas, los niños experimentaron mejoras significativas en sus síntomas psicológicos, como la disminución de los problemas de conducta y el aumento del comportamiento prosocial.
Otro estudio realizado en 2022 por la Universidad de Bath reveló que una semana sin redes sociales resultó en mejoras significativas en la depresión, la ansiedad y el bienestar general de los participantes.
Estos estudios sugieren que la desconexión digital puede tener un efecto positivo en la salud mental de los jóvenes, algo que refuerza la preocupación de los expertos por los efectos del uso excesivo de las pantallas.
La relación con el suicidio y los trastornos de conducta
El aumento de los trastornos mentales en niños y adolescentes ha ido acompañado de un incremento alarmante en los intentos de suicidio.
El psicólogo clínico Francisco Villar, coordinador del programa de atención a la conducta suicida en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, señala que en la última década se ha multiplicado por cuatro el número de menores ingresados por intentos de suicidio, especialmente después de la pandemia de COVID-19.
Villar cree firmemente que las pantallas están detrás de este incremento, ya que las redes sociales y el acceso constante a contenido digital pueden contribuir a la aparición de trastornos como la ansiedad, la depresión y la baja autoestima.
De hecho, varios estudios han encontrado una asociación clara entre el uso intensivo de pantallas y el riesgo de suicidio en adolescentes.
La importancia de la educación en el uso de la tecnología
A pesar de la creciente evidencia de los efectos negativos de las pantallas, no todo es negativo. Los expertos coinciden en que no se debe demonizar la tecnología, sino más bien educar en su uso responsable y saludable.
El neurólogo Ezpeleta destaca la importancia de enseñar a los niños y adolescentes a utilizar la tecnología de manera productiva, fomentando actividades como la lectura, la escritura y el aprendizaje a través de herramientas digitales, pero sin renunciar a otras actividades esenciales para el desarrollo, como el ejercicio físico y las relaciones sociales cara a cara.
El informe PISA 2022 también resalta que el uso de dispositivos digitales en las escuelas puede ser beneficioso para el aprendizaje, siempre y cuando se utilicen de manera equilibrada y no se conviertan en una fuente de distracción.
Sin embargo, los estudios demuestran que, a partir de un cierto límite, el tiempo frente a la pantalla puede afectar negativamente tanto el rendimiento académico como el bienestar emocional.
Los beneficios y riesgos del uso de las pantallas en los niños y adolescentes son pequeños
Fuente: Diario Libre
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