domingo, septiembre 14, 2025
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Editoriales

El origen del mofongo, a debate

Conocí el mofongo más bien tarde, a finales de la década de 1980, pero el recuerdo de un plato similar me persigue desde la infancia.

En casa de mi abuela, la sopa de plátano era un remedio infalible para cualquier malestar estomacal o para calentar el cuerpo en días de lluvia.

En ese caldo, siempre bullían unos bollos  de plátano frito majado al pilón con sal y ajo, prácticamente, el mismo proceso del mofongo, una técnica que me conectó sin saberlo hasta el día de hoy con una tradición ancestral.

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Mención literaria

Mi primer encuentro literario con el mofongo fue en la novela "Eusebio Sapote", publicada en 1938 por el olvidado escritor dominicano Enrique Aguiar. Lo curioso es que el autor no lo llama mofongo, sino "mafongo".

Aunque a primera vista parece un error tipográfico, el glosario del libro confirma la palabra “mafongo”.

La mención de Aguiar es de vital importancia, pues rescata la trascendencia popular de este plato en la cocina dominicana, dado que no fue incluido en el primer libro de cocina del país, en 1939 "La cocina dominicana" de Eulalia Cordero. Su mención tiene más importancia.

Al pensar en el mofongo sobresale el pilón como símbolo cultural. El pilón me recuerda la supernumeraria presencia de majadores de piedra en las culturas aborígenes de la isla, su simbolismo como utensilio es fundamental en nuestra cultura ancestral.

Fusión de culturas

Y, cómo no, para la preparación del mofongo, tanto en Puerto Rico como en la República Dominicana, el majador y el pilón son el reflejo de una herencia cultural compartida.

Esta técnica de majado, ancestral en las culturas autóctonas y africanas, eran a menudo procesos colaborativos. Mientras una persona majaba, otra lo movía, reforzando así su importancia como acto social y cultural.

El mofongo es un ejemplo perfecto de la fusión de culturas que caracteriza al Caribe.

Infografía

Combina el plátano originario del sudeste asiático introducido a Canarias en el siglo XV y de ahí a Santo Domingo; la técnica del majado indígena y africana con el uso del pilón; y la adición de ingredientes como el sofrito y el chicharrón de cerdo, ambos de influencia española.

La presencia del mofongo en la literatura culinaria es relativamente reciente en nuestro país. Aunque el primer libro de cocina de Puerto Rico, "El cocinero puertorriqueño", de 1859, no menciona explícitamente el mofongo, su nombre ya se escuchaba en la cultura popular.

Un poema de mediados del siglo XIX, "Cantar Borinqueño", lo menciona: "Al jíbaro toca-tiple / Mucho le gusta el mofongo / El plátano verde en bollo / Y el aguardiente que pica”.

El diccionario de la lengua castellana de Zerolo, Toro y Gómez de 1897 tiene una entrada para "monfongo", definiéndolo como "comida muy popular, que se hace de plátanos machacados, con manteca, etc. Y resalta que, en Puerto Rico, donde es muy común esta comida, que sustituye al pan en los hogares pobres, se llama mofongo".

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El debate sobre el origen y las versiones locales

La teoría más aceptada es que el mofongo es una herencia de la cultura culinaria africana. El historiador dominicano Carlos Esteban Deive, en su obra "Culturas afrocaribeñas", sostiene que "El mofongo se importó de Puerto Rico" a República Dominicana.

Además, apunta a una posible raíz afroamericana del término, señalando la palabra "cofongo", que significa "bola de maíz" en el habla negro-portuguesa de Cabo Verde, como un posible precursor lingüístico.

Para muchos otros, esta herencia africana se confirma con el fufú, considerado el precursor directo del mofongo.

El fufú: el primo cubano del mangú y sus raíces africanas compartidas

Entre amigos en Santiago de Cuba oí una curiosa etimología popular que relaciona el origen del "fufú" con la ocupación británica de 1762, cuando se llamaba a los esclavos a comer con la frase "food food".

Esta fascinante historia, aunque no está respaldada por fuentes académicas, demuestra la rica tradición oral de la región y la capacidad de las comunidades para crear sus propias narrativas sobre sus costumbres.

A pesar de compartir una misma raíz, el mofongo puertorriqueño y el dominicano han evolucionado de manera distinta. El primero, tradicionalmente se hace con plátanos verdes fritos, majados con ajo y chicharrón, a menudo relleno o servido en caldo.

Para Carlos Andujar Persinal “el mofongo nuestro no se parece al mofongo puertorriqueño, pero es un plato dominicano”.

Lo cierto es que, en la República Dominicana, la creatividad ha dado lugar a múltiples variaciones regionales. Las más populares son:

  • Mofongo clásico: hecho con plátano verde frito y majado con ajo y chicharrón.
  • Mofongo mocano: el más famoso, de la provincia de Moca, con un toque especial de queso de hoja o cheddar que le aporta una textura cremosa.
  • Tri-fongo: la mezcla de plátanos verdes, maduros y yuca, que le da un sabor complejo y dulce.
  • Mofongo relleno: una versión versátil que se rellena con mariscos, carne de pollo, res o cerdo.
  • Mofongo de yuca: una alternativa que sustituye el plátano por la yuca, con un sabor más suave.
  • Mofongo de plátano maduro: conocido como "madu-fongo", tiene un sabor más dulce y una consistencia más suave, ideal para acompañar carnes saladas.

Tanto en los libros antiguos de Puerto Rico y Santo Domingo no encontramos el mofongo, pero encontramos la sopa de plátano con una técnica muy similar al mofongo y que conecta mis recuerdos de infancia con el emblemático plato.

El mofongo es, en resumen, un plato fusión con profundas raíces africanas, donde el pilón y la creatividad de la cocina caribeña se unen para contar una historia de resistencia e identidad.

Fuente: Diario Libre

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