El Sol emitió el martes su llamarada más potente en casi veinte años, luego de que fuertes tormentas solares golpearan la Tierra y causaran impresionantes auroras boreales en regiones poco habituales.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) declaró: "¡La actividad aún no ha concluido!". Se trata de la mayor llamarada de este ciclo solar de 11 años, que se encuentra aproximándose a su punto máximo, según la NOAA. Afortunadamente, esta vez la Tierra debería estar a salvo de los efectos directos porque la llamarada ocurrió en una región del Sol opuesta a nuestro planeta.
El Observatorio de Dinámica Solar de la NASA capturó el brillante destello de rayos X de esta potente llamarada, la cual fue la más intensa desde 2005 y se clasificó como X8.7 en la escala de este tipo de eventos.
Bryan Brasher, del Centro de Predicción Meteorológica Espacial de la NOAA en Boulder, Colorado, señaló que esta llamarada podría ser aún más fuerte una vez que los investigadores analicen otros datos disponibles.
Estos acontecimientos suceden poco tiempo después de fuertes llamaradas y eyecciones masivas de plasma coronal que pusieron en peligro el suministro eléctrico y las comunicaciones tanto en la Tierra como en el espacio. Aunque una de las eyecciones relacionadas con la llamarada del martes parece dirigirse lejos de nuestro planeta, se continúan realizando investigaciones al respecto, resaltó Brasher.
La NASA comunicó que la tormenta geomagnética del fin de semana provocó que uno de sus satélites medioambientales cambiara inesperadamente de altitud debido a las condiciones del clima espacial, entrando en modo seguro como medida de protección. Asimismo, en la Estación Espacial Internacional se aconsejó a los siete astronautas a resguardarse en áreas con mayor blindaje contra la radiación. Sin embargo, la tripulación nunca estuvo en riesgo, según la NASA.
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