Algunas parroquias de Bélgica han decidido cerrar sus iglesias debido a la disminución de católicos practicantes y los altos costos de mantenimiento de los edificios históricos. En lugar de dejarlos abandonados, optaron por desacralizarlos y darles otros usos, convirtiéndolos en restaurantes, hoteles e incluso un rocódromo. Este último se ha convertido en un nuevo templo para escaladores en Bruselas.
Iglesia católica entrega donaciones a reclusos afectados por el incendio en La Victoria
La Iglesia polaca, "al borde del abismo", opta por la continuidad
¿Clima cismático en la Iglesia Católica
Somos EL TESTIGO. Una forma diferente de saber lo que está pasando. Somos noticias, realidades, y todo lo que ocurre entre ambos.
Todo lo vemos, por eso vinimos aquí para contarlo.