En un contexto marcado por cambios climáticos, urbanización acelerada y el envejecimiento de la población productora, el sector agropecuario se presenta como una fuente clave para el futuro económico del país. Así lo destacó Osmar Benítez durante una conversación en “Diálogo Libre”, donde compartió su visión sobre las oportunidades y desafíos que enfrenta el área productiva.
“El sector agropecuario en nuestro país representa una gran oportunidad para atraer inversiones, tanto extranjeras como locales, y para la creación de empleos. Además, es una oportunidad para generar riqueza en las zonas rurales y, en última instancia, cambiar vidas”, afirmó Benítez, presidente de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD) y exministro de Agricultura.
Benítez subrayó que la República Dominicana es uno de los pocos países que produce más del 90 % de la demanda de la canasta básica alimentaria de su población, que incluye productos esenciales como arroz, frijoles y carnes, entre otros alimentos utilizados en la dieta diaria de los dominicanos. Explicó que los volúmenes de producción local garantizan la autosuficiencia del país en este ámbito. Sin embargo, advirtió que el sector enfrenta importantes desafíos, entre ellos, la necesidad de modernización y adaptación de nuevas tecnologías, acceso al crédito e incorporación de más tierras bajo riego.
Actualmente, hay más de 248,000 productores que tienen el reto diario de alimentar a aproximadamente 24 millones de personas, incluyendo la población nacional y la cantidad de turistas que mensualmente se hospedan en los distintos destinos locales, además de cumplir con sus cuotas de exportación.
“La agricultura no solo es un negocio; es también una forma de vida. Existen comunidades enteras que han dedicado generaciones a cultivar o criar para alimentar a sus vecinos y a los centros urbanos”, agregó Benítez, destacando la importancia del sector para la sostenibilidad y el bienestar de las zonas rurales.
Seguridad alimentaria
“En el desayuno típico dominicano, que incluye plátano, yuca o batata con huevo y salami, producimos prácticamente todo localmente. La República Dominicana produce el 100 % de los plátanos, el 99 % de la batata, y todos los huevos y el queso que se consumen en el país. El salami, otro componente clave, también es de producción local”, sostuvo.
En ese orden, calculó que el promedio de producción de los alimentos más utilizados para la elaboración de los tres platos fuertes de las comidas diarias, pese a los eventos naturales que afectan los cultivos, es del 100 % para el arroz, carnes, plátanos, yuca, batata, huevos, queso blanco y pollo, entre otros.
productores tiene la Junta Agroempresarial registrados a nivel nacional. De ellos, 180,000 están afiliados.
Mientras que en el caso de los granos se cultiva el 60 % del consumo. En cuanto a las especias, como la canela, clavo dulce y anís estrellado, la mayoría son importadas, a lo que se suma una proporción de los pescados.
“Producimos prácticamente el 100 % del arroz que demanda el pueblo dominicano, a pesar de que en ocasiones enfrentamos condiciones climáticas extremas, como sequías o excesos de lluvia. En promedio, producimos alrededor de 14 millones de quintales de arroz en las dos cosechas principales, la de primavera y la de invierno. El consumo promedio mensual en el país es de unos 126,000 quintales”, informó.
Respecto a la carne, la proteína más consumida en el país es la de pollo, y se produce el 100 % de lo que requiere el país y una gran proporción de la cantidad que importa Haití. “Contamos con la infraestructura para producir hasta 25 millones de pollos mensuales”, recordó.
Al referirse al consumo de pescado, aclaró que hay una combinación de importación y producción local, pero los dominicanos no son grandes consumidores de pescado, observó.
Fortalecer el crédito
Benítez reconoce que la agricultura, al ser vulnerable ante eventos atmosféricos, es uno de los renglones de mayor riesgo para invertir, pero explicó que si se aseguran las siembras podría ser más atractivo para los inversionistas. Sin embargo, el sector financiero no ha sido lo suficientemente especializado en esta área.
Asimismo, observó que el acceso al crédito a través de la banca formal es limitado, con poca flexibilidad. “Uno de los principales desafíos es la incorporación de nuevas tecnologías y la modernización del sector. Esto requiere financiamiento abundante y en condiciones flexibles a largo plazo”, explicó.
Confió en la capacidad de resiliencia del sector ante fenómenos naturales: “Desde la formación de la isla, hemos enfrentado huracanes todos los años. Algunos han tenido un impacto más significativo, como el huracán David en 1979 y el huracán Georges en 1998. A pesar de estos desafíos, la resiliencia del sector agropecuario ha sido notable. Después de tormentas y huracanes, aunque hay daños, la lluvia que dejan suele beneficiar la agricultura, ya que aumenta la humedad del suelo y la oferta de alimentos”.
Para Benítez, a pesar de la falta de relevo generacional, hay un futuro que necesita apoyo económico, resaltó que hay un creciente interés en proyectos de acuicultura. “Estamos viendo un crecimiento en la acuicultura, con alrededor de 2,000 proyectos en aguas interiores y nuevos desarrollos en la cría de peces marinos”, afirmó.
Del 4 al 6 de septiembre este año, el Centro de Convenciones Barceló Bávaro en Punta Cana será la sede del XXVI Encuentro Nacional de Líderes del Sector Agropecuario, donde se reunirán los principales actores del sector para analizar los desafíos que enfrenta la agricultura en la República Dominicana. Este año, con el enfoque: “Los desafíos para alimentar a 24 millones de consumidores en República Dominicana”.
El evento, que se ha consolidado como un espacio de diálogo y colaboración, será clave para que productores y autoridades trabajen juntos en la búsqueda de soluciones innovadoras que garanticen la sostenibilidad del sector agropecuario. Entre los temas que se discutirán, destacan los efectos del cambio climático, como las altas temperaturas, tornados y huracanes, que están afectando las áreas productivas del país.
Otro punto crítico será el proceso de urbanización, que ha reducido las tierras agrícolas disponibles, poniendo en peligro la capacidad productiva de un país que cuenta con apenas 48,670.82 km². La situación se agrava con el envejecimiento de la población rural y la falta de relevo generacional tanto en el campo como en las instituciones técnicas del sector, de acuerdo con la agenda del evento.
Los participantes también abordarán la necesidad de fortalecer los programas de protección de cuencas hidrográficas, preservar los recursos naturales y construir infraestructuras que aseguren el suministro de agua para las futuras generaciones. Además, se explorarán las posibilidades de incorporar nuevas tecnologías y expandir las áreas de riego para aumentar la productividad agrícola.
Fuente: Diario Libre
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