Las recientes lluvias en el sur de Brasil han provocado graves daños en campos agrícolas, maquinaria, carreteras y áreas ganaderas. Estas inundaciones representan una amenaza para el sector agrícola, que es crucial tanto a nivel local como nacional, y que ya estaba sufriendo los impactos del clima extremo.
Brasil es conocido a nivel mundial por su producción y exportación de soja, siendo el mayor productor de este cultivo en el mundo. El estado de Rio Grande do Sul, una de las principales regiones productoras de soja en Brasil, ha sido duramente afectado por estas inundaciones históricas.
Se esperaba una cosecha récord de más de 22 millones de toneladas de soja en Rio Grande do Sul este año, pero se estima que hasta cinco millones de toneladas podrían perderse debido al mal tiempo. Esto se debe a que una parte de los campos de soja se han inundado y otra parte no alcanzará los rendimientos esperados.
Además, se espera que las áreas de almacenamiento también se hayan visto afectadas por las inundaciones. A pesar de que Brasil mantenga su posición como líder mundial en la producción de soja, los resultados se verán reducidos debido a los impactos de estas inundaciones.
El gobierno ya ha anunciado la importación de arroz para hacer frente a posibles déficits en la producción, así como para evitar la especulación de precios. La región de Rio Grande do Sul, que es la principal productora de arroz en Brasil, también ha sufrido pérdidas significativas en sus cultivos debido a las inundaciones.
– "Una sequía y tres inundaciones" –
Los agricultores de Rio Grande do Sul se encuentran en una situación desesperada, con campos completamente inundados y sin acceso a maquinaria. La región también ha experimentado problemas en sus plantas procesadoras de carne, lo que ha afectado la producción de carne de pollo y cerdo a nivel nacional.
Expertos señalan que estos eventos extremos están relacionados con el calentamiento global y el fenómeno meteorológico El Niño. Es necesario tomar medidas de protección del suelo y la biodiversidad para evitar mayores pérdidas en la producción agrícola.
A pesar de los avances en la reducción de la deforestación en la Amazonía, se necesitan más iniciativas para hacer el modelo agrícola más sostenible y adaptado al cambio climático. Las inversiones en sistemas de integración cultivo-ganadería-bosque, recuperación de pastos y uso de bioinsumos son pasos en la dirección correcta, pero aún queda mucho por hacer.
Los efectos de estas inundaciones y otros eventos climáticos extremos en Brasil hacen evidente la necesidad de una agricultura más sostenible y adaptada al cambio climático.
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