Según Karina, dueña de un pequeño negocio de comida haitiana, expresó a EFE su deseo de regresar a su país donde tiene una casa propia, pero debido a la actual situación no puede hacerlo. A pesar de ello, confía en que Dios le ayudará, mostrando más fe en una intervención divina que en la humana.
Su familia en Haití abandonó Puerto Príncipe huyendo de la violencia de las bandas armadas y se trasladó al campo, donde se sienten más seguros. Karina asegura que la responsabilidad de la situación recae en el Gobierno.
La población haitiana está escapando y abandonando sus hogares. Karina a su edad no quiere estar donde está y anhela volver a su país, pero se pregunta a dónde ir si no puede vivir allí.
Domingo Concepción también espera una solución con la ayuda de Dios para su familia en Haití, ya que la vida allí es difícil y llena de sufrimientos.
Los haitianos en República Dominicana viven la crisis de cerca y ven cómo cada día empeora la situación en su país. La falta de esperanza se debe a la falta de acción por parte de la ONU para restablecer el orden público y la paz en Haití.
Una intervención internacional para desarticular las pandillas es considerada como fundamental para detener la violencia que dificulta la vida diaria de la población. Mientras tanto, se espera la instalación del Consejo Presidencial de Transición en Haití.
Los haitianos no confían en sus dirigentes y se mantienen escépticos ante la posibilidad de que una fuerza multinacional logre pacificar su país. La sociedad considera que enfrentar a las pandillas requiere de la unión de las fuerzas de la Policía y la población.
Por otro lado, la población haitiana en República Dominicana enfrenta la incertidumbre de ser deportados, lo que agrega otra capa de angustia a la preocupación por sus seres queridos en Haití. La política migratoria dominicana ha sido criticada por ser vista como racista y violatoria de los derechos humanos.
En general, la vida de la población haitiana es precaria y depende de las remesas de la diáspora y otros apoyos para sobrevivir. La falta de esperanza en soluciones efectivas y la constante amenaza de deportación aumentan la angustia que viven los haitianos en República Dominicana.
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