jueves, noviembre 20, 2025
spot_img
spot_img

Editoriales

El apagón que lo dice todo

Otra vez la oscuridad. Pero esta vez no solo fallaron los bombillos: falló el sistema, el país, la idea misma de previsión. Una avería puede ocurrir; lo que no puede ocurrir es que una línea de transmisión arrastre consigo al Metro, al Teleférico y a toda la estructura que mantiene a una ciudad en movimiento. Eso no es accidente: es descuido institucional, negligencia elevada a política pública.

Ya cansa el libreto: primero son los mantenimientos “programados”, luego el control del robo de luz, después la falta de generación. Hoy, la excusa es un “disparo en cascada de transmisión” que colapsa como si fuera el corazón del universo. Y mañana, ¿qué será? ¿Una iguana, una tormenta, una nota de prensa culpando al calor?

Lo intolerable no es el apagón, sino la resignación con que lo aceptamos. El sistema eléctrico no tiene redundancia, no tiene blindaje, no tiene cerebro. Un fallo se multiplica porque nadie pensó en evitarlo. Las ciudades modernas se sostienen sobre la prevención; nosotros seguimos remendando con discurso lo que debería sostenerse con ingeniería.

El país no está en tinieblas por falta de luz, sino por falta de rumbo. Tenemos un gabinete eléctrico que no planifica, solo reacciona. Y mientras tanto, el pueblo espera que vuelva la corriente, sin notar que lo que se fue hace rato es la energía moral de quienes deberían mantenerla encendida.

Website |  + posts

Somos EL TESTIGO. Una forma diferente de saber lo que está pasando. Somos noticias, realidades, y todo lo que ocurre entre ambos.

Todo lo vemos, por eso vinimos aquí para contarlo.

RELACIONADAS