América Latina y el Caribe es la segunda región del mundo con la tasa más alta de embarazos en adolescentes solamente superada por el África Subsahariana. Y en uno y otro caso no es fortuito.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, cada año más de 1.5 millones de adolescentes entre 15 y 19 años dan a luz en la región.
Factores que contribuyen
- Desintegración de la familia
- La ignorancia, pobre educación pública y doméstica
- La pobreza y desigualdad social
- Violencia de género
- Desconocimiento de los métodos anticonceptivos.
Consecuencias
- Deserción escolar
- Afectación de la salud física, emocional y mental
- Más pobreza.
- Más enfermedades de transmisión sexual.
- Subdesarrollo en todos los órdenes.
En República Dominicana el embarazo en adolescentes no es solo un problema de salud, es una emergencia social; 1 de cada 5 niñas entre 12 y 19 años ha estado embarazada alguna vez, lo que representa una de las tasas más altas de América Latina, solo superada por Nicaragua y Honduras.
En el 2023, el 30 % de nuestras mujeres de entre 20 y 24 años dijeron haber tenido su primer hijo antes de cumplir los 18 años.
Esta realidad ocurre en un contexto de “crecimiento económico” lo que hace más inaceptable esta deuda con nuestras niñas y niños.
Mientras se destinan recursos cuantiosos a educación —el famoso 4 % del PIB—, seguimos sin ver resultados tangibles en aspectos fundamentales como la educación sexual integral, el acceso a métodos anticonceptivos y la formación en valores en nuestro sistema nacional de Educación.
Estos embarazos no son fruto del amor, sino del abandono, la ignorancia, la pobreza, la insalubridad y el abuso. De la ausencia de una estructura familiar sólida, de la cultura hipersexualizada que invade los medios, la pornografía libre y una autoridad pasiva e indiferente que crea el terreno fértil para que florezca esta tragedia silenciosa.
En estos últimos días y semanas, la preocupación reaparece y volvemos a hablar del tema. Y podría pasar un siglo. Porque sin hacerse el trabajo sostenido y a largo plazo que el verdadero desarrollo demanda, de poco sirve lo que se diga o escriba.
La realidad es, que, no ha existido ni existe la voluntad política ni el compromiso ciudadano de hacerlo. Y así, el drama del embarazo en nuestras niñas seguirá siendo cada día un problema más grande, imposible de transformarse en esperanza colectiva.
La República Dominicana registra una disminución del 4.42 % en embarazos en adolescentes
Fuente: Diario Libre
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