Hay obras que se quedan contigo mucho después de que cae el telón, y Fausto, en la Sala Ravelo del Teatro Nacional, es una de ellas.
Con una puesta en escena poderosa, dirigida por el maestro Manuel Chapuseaux y producida por el actor Patricio León, esta adaptación del clásico de Goethe logra tocar fibras profundas sin dejar de entretener ni por un segundo.
Desde el primer acto, la escenografía de Tracke Stage nos sumerge en un mundo cargado de símbolos, detalles y atmósfera. El pacto entre Fausto y Mefistófeles se hace carne en escena, y lo hace con un lenguaje teatral contundente, donde el humor, la crítica y el drama coexisten sin tropiezos.

Patricio León se adueña del escenario con su interpretación de Mefistófeles: un demonio encantador, manipulador, hambriento de control.
Con una energía arrolladora y un dominio actoral que hipnotiza, León consigue que, por momentos, el público incluso se ría de su cinismo. A su lado, actores como Richardson Díaz, Lía Briones y Camila Santana enriquecen la historia con actuaciones precisas, sensibles y vibrantes.
¿De qué va Fausto?
Más allá del pacto con el diablo, es una obra sobre el deseo insaciable de saberlo todo, tenerlo todo y serlo todo. Es una reflexión incómoda —pero necesaria— sobre la fama, el poder, el ego… y la fragilidad humana.
Lo más interesante es que, al final, Fausto no te da respuestas, pero sí te lanza preguntas como dagas suaves al alma.
Esta versión se siente fresca, provocadora y necesaria. En una era donde todo parece negociable, Fausto nos recuerda el precio de vender el alma por una ilusión. Amor, deseo, dolor y redención: todo está ahí, bailando en escena.
La temporada continuará el viernes 8, sábado 9 de agosto (a las 8:30 de la noche) y domingo 10 de agosto (a las 6:00 de la tarde). Si aún no has visto esta joya teatral, este fin de semana tienes una cita con el diablo… y con tus propias contradicciones.
Las boletas están a la venta en la boletería del Teatro Nacional (809)687-3191 ext.252 https://boleteria.com.do.
Fuente: Diario Libre
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