Durante casi un siglo, la Major League Baseball se mantuvo protegida de los escándalos de apuestas que afectaron su credibilidad como negocio. Sin embargo, en mayo de 2018, la Suprema Corte de Justicia anuló una ley que prohibía a los Estados autorizar los juegos deportivos de azar, abriendo la puerta a un nuevo escenario en el que la relación entre las ligas deportivas y el juego se hizo más estrecha.
Desde entonces, 39 estados y Puerto Rico han autorizado las apuestas deportivas, y las ligas profesionales han comenzado a negociar con las agencias de apuestas para aprovechar este nuevo mercado. Según la American Gamblin Association, la MLB podría generar ingresos por el orden de los US,700 millones este año por su relación con las apuestas.
Recientemente, la MLB envió un mensaje claro al imponer duras sanciones a varios jugadores que apostaron en juegos de béisbol. Incluso suspendieron de por vida al infielder venezolano Tacupita Marcano, quien realizó apuestas por un total de US0 mil en 387 jugadas, infringiendo la Regla 21 de la MLB.
Estas sanciones se suman a otras aplicadas a jugadores de diferentes ligas, siendo un total de 17 atletas afectados desde que las ligas como la NFL, NBA, NHL y MLB se abrieron al negocio de las apuestas en 2019. El potencial de crecimiento del mercado de apuestas es grande en Estados Unidos, donde aún existen estados como California y Texas que no han legalizado las apuestas deportivas.
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