, señalando la “tierra de nadie”, esa zona que está después de la puerta fronteriza de República Dominicana y antes de pasar a Haití.El reloj marca la 1:00 del mediodía y el mercado binacional de Mal Paso está repleto de gente. Una hilera de camiones descansa a las puertas de unos almacenes grandes que dan sombra a los vendedores, sentados en sus puestos. Allí hay muchos haitianos, también dominicanos. Algunos venden huevos, otros bacalaos. El mercado está en ebullición y se escuchan negociaciones por donde pasas.Un mercado fronterizo, bilingüe, lleno de niños y una verja que separa dos países Miles de haitianos se agolpan en Dajabón por escasez La "normalidad" del mercado binacional Dominicana-Haití, lejos de la violencia Este mercado está más desarrollado que el de Pedernales, pues es el puesto fronterizo que está más cerca de la capital haitiana, Puerto Príncipe, y por allí pasan los camiones que suministran a la ciudad, además de a los pueblos de alrededor. Está custodiado por la naturaleza: a un lado las montañas y en el otro el estanque de Saumâtre. Esta masa de agua se caracteriza por una razón, porque la frontera pasa en medio, de tal forma que de la misma agua emergen dos países.Salimos del coche y un haitiano de madre dominicana se ofrece para hacer de guía. Él es Michael. “Todos los días vengo aquí, cuando Haití estaba mejor bajaban muchas patanas”. Esto le favorecía porque “había muchas maletas que cargar”.https://resources.diariolibre.com/images/2024/04/09/whatsapp-image-2024-04-09-at-20.03.16.jpegEl joven Michael que se ofreció hacer el guía del recorrido. (EDDY VITTINI.)Justo al lado de la puerta fronteriza, aquella que da a la “tierra de nadie”, hay un restaurante. Esto es una evidencia de que este mercado, comparado con el de Pedernales, está más desarrollado. Allí trabaja Álex desde hace cinco meses. Confiesa que “los lunes y los jueves salen más camiones y que viene bastante gente al restaurante”.https://resources.diariolibre.com/images/2024/04/09/whatsapp-image-2024-04-09-at-20.03.21.jpeg (EDDY VITTINI.)La seguridadEl inspector de Migración tiene una tarea muy importante: coordinar las fuerzas para controlar la entrada de haitianos al país. Aquellas personas que entran al mercado desde el lado haitiano deben pasar primero un pequeño control.“Aquí registramos quién entra y quién sale. Con esto sabemos si entra alguien que está fichado”, dice mirando a su equipo que está detrás con los ordenadores. Con aparatos electrónicos, chequean las huellas dactilares de los que cruzan la frontera.https://resources.diariolibre.com/images/2024/04/09/whatsapp-image-2024-04-09-at-20.03.17.jpegUn seguridad en la puerta, mientras dos hombres están hablando. (EDDY VITTINI.)En cuanto a las mercancías que entran y salen del país, que son muchas, confiesa que “registramos todos los camiones por si hay armas”.Él no es el único que está vigilando la frontera. El Cesfront (Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre) también está muy presente. Justo en el portón por donde entran los vehículos, dos militares bien uniformados y con un rifle en la mano custodian la entrada. Ellos detienen aquellos camiones que son sospechosos y los registran. No sería la primera vez que a través de la frontera se cuelan armas, drogas o dinero. Es por esto que el Cesfront trabaja para impedirlo.https://resources.diariolibre.com/images/2024/04/09/whatsapp-image-2024-04-09-at-20.03.24.jpegUna cámara de seguridad para vigilar los movimientos en el mercado fronterizo en Jimaní. (EDDY VITTINI.)Además de la vigilancia humana, también hay ayuda de la tecnología. El mercado de Mal Paso, en especial la zona que da a la “tierra de nadie”, abundan muchas cámaras de seguridad.Hombres, mujeres y niños haitianosEn el mercado hay muchos haitianos que cada día cruzan la frontera para ganarse la vida. En la avenida principal es donde se concentran la mayor parte de los puestos de venta. Allí, una hilera de grandes almacenes custodian la mercancía, y en los aledaños se sitúan los vendedores. Un niño haitiano de doce años se acerca y pide que le den unos pesos. Se llama Wisken. No habla muy bien español, pero algo entiende y dice: “Vengo desde hace un año”. Es un niño trabajador. Él no va todos los días a la escuela, como los niños de su edad. Él tiene que ganar dinero para poder comer. “Yo vendo galleticas, menta, agua fría”, expresa.https://resources.diariolibre.com/images/2024/04/09/whatsapp-image-2024-04-09-at-20.03.16--1.jpegEl niño Wisken junto a otro. (EDDY VITTINI.)Un poco más adelante, con la ayuda de nuestro traductor, Michael, el haitiano de madre dominicana, hablamos con una mujer que regenta un puesto donde ofrece arenques. Ella se llama Patricia y va vestida con una camiseta de colores, un bolso rojo chillón y lleva una sonrisa en el rostro. “Llevo 15 años viniendo aquí”, nos traduce Michael. Luego señala el pescado que ofrece y dice que “seis piezas de arenque cuestan doscientos pesos”. Un buen precio.https://resources.diariolibre.com/images/2024/04/09/whatsapp-image-2024-04-09-at-20.03.17--1.jpegPatricia se muestra sonriente en su negocio de comida. (EDDY VITTINI.)Pese a la creciente ola de violencia en Haití, que ha provocado la salida de miles de ciudadanos de Puerto Príncipe, el mercado de Jimaní, Mal Paso, sigue funcionando bien. Es un sitio seguro de comercio. Del mercado a la fronteraAbandonamos el mercado y cogemos la carretera arenosa que sigue esa verja fronteriza hecha de cemento y acero. A la derecha del carro queda el muro: contundente, con presencia.https://resources.diariolibre.com/images/2024/04/09/whatsapp-image-2024-04-09-at-20.03.25.jpegLa carretera. (EDDY VITTINI.)Esta frontera, cuando esté acabada comprenderá 164 kilómetros, divididos en 15 tramos. Además, se instalará un sistema de unidades no tripuladas (drones) en la verja perimetral.Recorremos un kilómetro aproximadamente hasta que llegamos a un puesto militar. Allí hay un sargento y un cabo, bajo la sombra de una estructura de vigilancia. Van bien uniformados, también llevan rifles. A su lado, un “boggie” descansa con el motor apagado.Ordenan detener el carro.Diario Libre: “¿Nos podemos bajar del coche?”Sargento: “Sí no van a grabar”.Diario Libre: “No”.Se escucha el sonido de uno de un walkie-talkie. Walkie-talkie: “Que salgan, que salgan. Identifiquen quiénes están ahí”.Diario Libre: “Somos prensa, Diario Libre”.Entonces, el otro militar, el cabo, dice: “Copiado, copiado”.En menos de un minuto llega el superior. Él es el sargento. Llega en una camioneta del Cesfront, rápido. Parquea y se desmonta del vehículo. Tras un breve intercambio de palabras, dice que no se puede estar ahí. “Tienen que marcharse”, ordena.https://resources.diariolibre.com/images/2024/04/09/whatsapp-image-2024-04-09-at-20.03.19.jpegParte del camino a la frontera. (EDDY VITTINI.)Lo que está claro es que la frontera con Haití está bien vigilada y el Cesfront está bien coordinado. Su intervención, tanto en el mercado como en el muro fronterizo, es efectiva. Algo que puede ser muy necesario cuando en el país vecino se está viviendo un crecimiento de la violencia que provoca el éxodo de sus ciudadanos.){kind=link}
Hoy no es día de mercado en Jimaní. Eso sucede los lunes y los jueves, sin embargo, el mercado binacional de Mal Paso está activo.
Un inspector de Migración, que prefirió mantener su nombre en reserva, expresa a Diario Libre: "Aquí no pueden entrar. No sabemos si allí está el jefe de alguna banda y cualquier problema que tengan en 'tierra de nadie' es problema nuestro". Esto refiriéndose a esa zona justo después de la puerta fronteriza de República Dominicana y antes de entrar a Haití.
El mercado binacional de Mal Paso está lleno de actividad a la 1:00 del mediodía. Se puede observar una gran cantidad de personas, con muchos haitianos y dominicanos vendiendo distintos productos como huevos y bacalaos. Las negociaciones se escuchan por todo el lugar.
Más detalles sobre el mercado fronterizo
Comparado con el mercado de Pedernales, Mal Paso está más desarrollado. Al estar cerca de la capital haitiana, Puerto Príncipe, recibe un mayor flujo de camiones que abastecen la ciudad. El mercado está situado entre montañas y el estanque de Saumâtre, marcando la frontera donde emergen dos países del agua.
En cuanto a la seguridad, el inspector de Migración coordina las fuerzas para controlar la entrada de los haitianos al país, registrando a quienes entran y salen. También se inspeccionan los camiones en busca de armas. El Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront) también está presente en la zona, vigilando los movimientos y deteniendo vehículos sospechosos.
Además, se utilizan cámaras de seguridad para monitorear el mercado, especialmente la zona cercana a la "tierra de nadie".
Historias en el mercado
En el mercado se pueden ver muchos haitianos que cruzan la frontera diariamente para trabajar. Desde vendedores de comida como Patricia, quien lleva 15 años en el mercado, hasta niños como Wisken, un niño de doce años que vende diversos productos para ganarse la vida. A pesar de la situación de violencia en Haití, el mercado de Jimaní sigue funcionando como un lugar seguro de comercio.
Al salir del mercado, se puede observar la imponente verja fronteriza que separa los dos países. La frontera, que se extenderá a lo largo de 164 kilómetros divididos en 15 tramos, contará con tecnología de drones para fortalecer la vigilancia.
Es evidente que la frontera con Haití está fuertemente vigilada, con la intervención efectiva del Cesfront tanto en el mercado como en el muro fronterizo. Esta coordinación es crucial dada la situación de violencia en el país vecino que está provocando la migración de sus ciudadanos.
Somos EL TESTIGO. Una forma diferente de saber lo que está pasando. Somos noticias, realidades, y todo lo que ocurre entre ambos.
Todo lo vemos, por eso vinimos aquí para contarlo.