El cosmonauta ruso Oleg Kononenko se ha convertido en el primer hombre en alcanzar los 1,000 días en el espacio, estableciendo un récord a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI).
Según declaraciones a la agencia TASS, Kononenko mencionó que este hito representa un logro importante en su carrera y acerca al ser humano a lo desconocido.
A sus 59 años, Kononenko ha realizado cinco misiones a la plataforma orbital, alcanzando la nueva marca a las 21:00:20 GMT.
Esta larga estancia en la EEI permitirá a los científicos estudiar los efectos fisiológicos en el organismo humano, como la degeneración muscular, la pérdida de masa ósea, problemas de visión y desequilibrios.
Según el cosmonauta, los vuelos prolongados expanden el conocimiento sobre la capacidad humana y contribuyen al desarrollo de la medicina espacial.
Roscosmos, la agencia espacial rusa, ha permitido a sus astronautas permanecer más tiempo en la EEI que la NASA, otorgando a los rusos los primeros puestos en este ámbito.
Un hombre récord
Kononenko, que cumplirá 60 años en dos semanas, se ha convertido en un hombre récord al superar marcas anteriores en el espacio exterior. Con 1,110 días acumulados, regresará a la Tierra el próximo 23 de septiembre.
Hasta la fecha, Kononenko ha realizado cinco misiones en la EEI, iniciando sus viajes en 2008. Su interés por la exploración espacial lo motivó a continuar volando y a realizar siete caminatas espaciales desde entonces.
Una marca imbatible
La marca de Kononenko es actualmente inigualable, ya que los siguientes astronautas en la lista están retirados o fallecidos. Peggy Whitson, la única mujer en la lista, ocupa el noveno lugar con 675 días en el espacio.
El próximo cosmonauta en activo, Serguéi Prokopiev, suma 567 días en órbita y enfrenta el desafío de superar su marca personal antes de que Roscosmos se retire de la EEI para enfocarse en una nueva estación espacial rusa.
Valeri Poliakov ostenta el récord de estancia continuada en el espacio con 437 días en la estación rusa MIR entre 1994 y 1995.
Cosmonauta de vocación
Kononenko afirmó que ser cosmonauta es su profesión soñada desde la infancia y su motivación para seguir explorando. Aboga por construir una estación espacial más grande y confortable en el futuro, mejorando los sistemas de regeneración de agua y reciclado de basura espacial.
Actualmente, el cosmonauta se dedica a estudiar los efectos de la ingravidez en la orientación espacial y a investigar la inmunidad de los cosmonautas durante misiones de larga duración, preparándose para futuras expediciones espaciales.
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