jueves, diciembre 4, 2025
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Editoriales

Qué es el itrio, el elemento crítico que China domina y EE UU necesita

Desde hace meses, un elemento casi invisible a los ojos del mundo, el itrio, se ha convertido en el foco silencioso de una nueva disputa mundial. Las existencias disminuyen, los precios se disparan y las entregas se paralizan. Mientras China y Estados Unidos intercambian promesas de tregua, las ruedas de la tecnología avanzada empiezan a ralentizarse. La advertencia de una posible nueva crisis de las tierras raras es, así, un capítulo más de un enfrentamiento comercial que, más allá del armisticio, parece destinado a perdurar.

A pesar de que la reunión a finales de octubre entre el presidente chino Xi Jinping y Donald Trump en Corea del Sur suscitó esperanzas de distensión, las restricciones chinas a la exportación, introducidas el pasado abril, siguen en gran medida vigentes. Pekín concedió un aplazamiento de un año al sistema de licencias gubernamentales obligatorias para los envíos de tierras raras y productos que contengan materiales afines, incluidos los fabricados en el extranjero con al menos un 0.1 % de recursos chinos, a cambio de un aplazamiento similar de las últimas restricciones de la Casa Blanca a las cadenas de suministro de tecnología.

Un elemento crucial en un mercado bajo presión

Las demás medidas introducidas antes de la última escalada siguen en vigor. El resultado es un endurecimiento de la cadena de suministro internacional, que corre el riesgo de ralentizar la producción tecnológica avanzada, aumentar los costos y poner en dificultades a sectores industriales enteros. El itrio desempeña un papel crucial en el funcionamiento de las tecnologías contemporáneas. Sin él, la producción de motores aeronáuticos, turbinas de alta eficiencia, sistemas energéticos avanzados y semiconductores se ralentizaría de inmediato.

El valor del itrio reside en su capacidad para conferir resistencia térmica y mecánica a los materiales sometidos a temperaturas extremas. Por ejemplo, las palas de los motores a reacción deben soportar un sobrecalentamiento prolongado y vibraciones intensas; el itrio es lo que les permite mantener la integridad estructural y la eficiencia. Lo mismo ocurre en los procesos industriales de fabricación de virutas, donde los recubrimientos a base de itrio protegen la maquinaria del desgaste químico y garantizan la precisión en el grabado por plasma. Su carácter indispensable lo ha convertido en un elemento clave de la modernidad tecnológica y de los aparatos militares.

China controla casi toda la cadena mundial de suministro de itrio. No solo produce la mayor parte, sino que también posee los conocimientos técnicos y la infraestructura para refinarlo y separarlo de otros minerales de tierras raras, un proceso complejo y tecnológicamente avanzado. Según datos estadounidenses, Estados Unidos importa el 100% de sus necesidades de itrio, el 93% de ellas directamente de China. Una dependencia tan clara conlleva una enorme vulnerabilidad geopolítica.

Cuando Pekín decidió introducir restricciones a la exportación como respuesta a los aranceles estadounidenses, toda la estructura de suministro internacional empezó a tambalearse. Las empresas denunciaron retrasos, dificultades para obtener licencias e incertidumbre sobre los plazos de entrega. En el comercio de tierras raras, la falta de previsibilidad suele ser más perjudicial que la reducción de los volúmenes: una industria acostumbrada al "justo a tiempo" puede entrar en crisis incluso con un retraso de unas pocas semanas.


El presidente chino, Xi Jinping
China quiere ser una potencia tecnológica totalmente autónoma y tiene un plan de cinco años para lograrlo

La dirección del Partido Comunista lanzó sus directrices y objetivos hasta 2030. Pekín pretende reducir la dependencia de las importaciones y transformar su modelo de desarrollo para protegerse de la guerra comercial con Estados Unidos. La tecnología está en el centro del proyecto.


La dependencia mundial de Pekín y la erosión de las reservas

Los efectos fueron inmediatos. En Europa, los precios del óxido de itrio se dispararon, aumentando un 4,400 % desde principios de año. Las empresas aeroespaciales, que dependen en gran medida de este material, han expresado su alarma y exigido medidas urgentes al gobierno estadounidense para ampliar la producción nacional. La industria de los semiconductores no está menos preocupada: algunas empresas han calificado la situación de amenaza "grave", pronosticando repercusiones en los costos, la eficacia y los calendarios de producción. Las centrales eléctricas de gas, que utilizan itrio en los revestimientos protectores de sus turbinas, también observan con creciente atención los acontecimientos chinos, aunque afirman que aún no han experimentado ninguna interrupción.

La situación de las reservas fuera de China añade nuevas capas de complejidad. Las reservas disponibles, según estimaciones fragmentarias, varían de uno a doce meses, dependiendo del productor. Algunos comerciantes ya han informado de que se están quedando sin material: de cantidades del orden de cientos de toneladas, muchos se han reducido a unas pocas unidades, y otros están completamente agotados. Esta volatilidad hace que el mercado sea extremadamente frágil y subraya cómo la cadena de suministro mundial depende de un pequeño número de actores. Las exportaciones chinas a varios países han caído alrededor de un 30%. China, que aspira a convertirse en una potencia tecnológica autónoma, mantiene por tanto una posición fuerte y un alto grado de discreción, dosificando cuidadosamente las cantidades colocadas en el mercado internacional. Por otra parte, desde el principio, las medidas introducidas por Pekín sobre el sector han sido lo suficientemente flexibles como para permitir modular el flujo de envíos en función de las decisiones políticas.

Xi pone la defensa estadounidense en la mira

En el frente político, la tregua comercial entre Washington y Pekín aún no ha dado resultados concretos. Las dos partes han dado a los negociadores hasta finales de noviembre para esbozar unas condiciones más claras sobre las exportaciones de tierras raras a EE UU, pero la brecha entre sus respectivas prioridades sigue siendo amplia. Pekín sigue trabajando en un sistema de licencias, inspirado en los mecanismos ya utilizados por Estados Unidos, que permitiría un flujo más rápido solo a las empresas consideradas sin vínculos con la industria militar estadounidense. Esto dejaría en desventaja a muchas empresas occidentales que operan en la delicada frontera entre la producción civil y las aplicaciones de defensa, complicando aún más el acceso a los materiales.

La estrategia china no solo se refiere al control de los flujos comerciales, sino también a la gestión interna de los conocimientos técnicos. Las autoridades han empezado a solicitar listas detalladas de los técnicos especializados en tierras raras, limitando sus viajes al extranjero y vigilando las posibles transferencias de conocimientos a países rivales. Al mismo tiempo, continúan las prohibiciones a la exportación de tecnologías avanzadas de procesamiento de tierras raras, un sector en el que China ostenta un liderazgo difícilmente replicable a corto plazo. Este doble enfoque, control de los recursos físicos y del capital humano, refuerza la primacía de China y obstaculiza los intentos de construir una cadena de suministro alternativa.


Un lanzador de misiles balísticos intercontinentales ruso.
El misil con el que Rusia quiere asustar a Occidente vuelve a fallar

El ejército ruso ha guardado silencio sobre el accidente, pero el impacto del misil fue visto y oído a kilómetros de distancia de la base aérea Dombarovsky, en el Óblast de Oremburgo, cerca de la frontera entre Rusia y Kazajistán.


Las contramedidas estadounidenses y la alianza con Japón

Nuevos proyectos industriales, como el de ReElement Technologies en Indiana, pretenden producir óxido de itrio a escala nacional a partir de diciembre, con una capacidad inicial de 200 toneladas anuales, que se duplicará en unos meses. Aunque esta cifra aún no es suficiente para cubrir las necesidades totales de EE UU, representa un primer paso hacia la diversificación. Durante la reciente visita de Trump a Asia, Japón y EE UU firmaron un acuerdo para la explotación conjunta del gigantesco yacimiento submarino de Minamitori, descubierto hace años en el fondo del Pacífico. Washington y Tokio anunciaron la puesta en marcha de un estudio conjunto para desarrollar tecnologías e infraestructuras capaces de extraer estos materiales estratégicos de las extremas profundidades oceánicas, una empresa que requerirá enormes inversiones y avanzada cooperación técnica.

Sin embargo, la ausencia de una cadena de suministro completa, desde la extracción hasta el refinado, hace que la transición sea lenta y compleja. Desde luego, China no tiene intención de renunciar fácilmente a su posición dominante, una baza de negociación crucial y potencialmente decisiva.

Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.

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