sábado, julio 12, 2025
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Editoriales

Un tribunal de EE UU mató el botón que hubiera permitido cancelar suscripciones con un solo clic

Los residentes en Estados Unidos estuvieron a punto de escapar del infierno de la cancelación de suscripciones, pero la norma "Click-to-Cancel" de la Comisión Federal de Comercio (FTC) ha sido anulada por unanimidad por el Tribunal de Apelación del Octavo Circuito de Estados Unidos este martes, justo unos días antes de su entrada en vigor.

¿Qué habría ocurrido si esta norma actualizada de la FTC hubiera entrado en vigor el 14 de julio como estaba previsto? Según John Breyault, Vicepresidente de Política Pública, Telecomunicaciones y Fraude de la Liga Nacional de Consumidores, "el objetivo declarado era facilitar tanto la cancelación de una suscripción como el alta". ¡Qué razonable! Es el tipo de norma que ya debería existir como parte de las protecciones básicas al consumidor.

¿Quién protege al consumidor?

Si puedo suscribirme a un gimnasio, a un sitio web de noticias o a un servicio de reparto de comida con unos pocos toques en mi smartphone, ¿por qué me veo tan a menudo metido en un laberinto de rompecabezas (con personas a las que llamar o lugares que visitar) cuando quiero cancelar una suscripción recurrente? Incluso los servicios que permiten a los usuarios darse de baja en línea pueden incluir más pasos que el proceso de inscripción o introducir botones con etiquetas confusas que ralentizan el proceso.

La decisión del Octavo Circuito de rechazar la norma del clic para cancelar se basó en quejas de procedimiento, no en el fondo de lo que implicaba la protección del consumidor. "Aunque ciertamente no apoyamos el uso de prácticas desleales y engañosas en la comercialización de opciones negativas, las deficiencias de procedimiento del proceso de elaboración de normas de la Comisión son fatales en este caso", reza la opinión publicada por el tribunal de apelación.

John Davisson, director de litigios del Electronic Privacy Information Center, considera esta decisión "muy poco razonada" y espera que la actual FTC intente revisar la norma para proteger mejor a los consumidores.

"Sería un gran golpe para la comisión", expresa Davisson. "Creo que todo el mundo entiende por qué las trampas de suscripción son malas. Nadie que no tenga un incentivo económico o un motivo de promoción profesional para mantener estas trampas de suscripción cree que deban existir."

Aún hay esperanza

Una amplia base de apoyo de los consumidores individuales para agilizar el proceso de exclusión voluntaria podría ayudar a revivir eventualmente la norma "Click-to-Cancel" o protecciones similares de los consumidores.

"Tengo ciertas esperanzas, dado el apoyo público a esta importante opción de cancelación, de que la Comisión vuelva a poner esto en marcha", afirma Bill Baer, profesor visitante de la Brookings Institution y antiguo miembro de la FTC. "Llevará algún tiempo, pero es un beneficio importante para los consumidores". Si la actual FTC decide intentarlo de nuevo, cosa que puede que no haga, el proceso tardaría probablemente meses o incluso años en completarse.

"Es una pena que la norma de la FTC no vaya a aplicarse", afirma Mario Trujillo, abogado de la Electronic Frontier Foundation. "Pero el dictamen no impide que los estados actúen, que el Congreso actúe o incluso que la FTC interponga demandas individuales". Las normas estatales ya han empezado a intervenir con más protecciones para los consumidores que las que se ofrecen actualmente a nivel federal y no se verán afectadas por la reciente decisión del tribunal. Por ejemplo, el año pasado entró en vigor la versión californiana de Click-to-Cancel, que sigue intacta.

Como muchos estadounidenses, cada vez más parte de mi sueldo se destina a servicios de suscripción. Aunque algunos de estos servicios son esenciales, otros no lo son tanto. Pero la molestia de pasar por el proceso de cancelación de estos servicios no deseados es a menudo tan tediosa que la he pospuesto en el pasado, hasta que veo el cargo recurrente de 20 dólares de nuevo al mes siguiente y me frustro conmigo mismo. Sí, seguro también te ha pasado.

Aunque es probable que los intereses de las grandes empresas traten de bloquear cualquier intento futuro de simplificar el proceso de cancelación, es posible que acabe prevaleciendo el deseo de cambio de los consumidores, alimentado en parte por una justa indignación. "Creo que, en conjunto, es algo que vale la pena y que puede hacerse con un costo modesto para las empresas y un beneficio enorme para los consumidores", concluye Baer.

Artículo originalmente publicado en WIRED. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.

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