jueves, junio 26, 2025
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Editoriales

El verdadero partido del poder

En la política dominicana hay un partido invisible que siempre gana: el de los grandes empresarios. No importa el color de la boleta, el nombre del candidato o el discurso que se pronuncie. Ellos ya apostaron… a todos. Financian campañas del PLD, del PRM, de la Fuerza del Pueblo, de cualquier proyecto que asome posibilidades. Porque no creen en ideologías, creen en permanencia.

Esta práctica no es nueva, pero sí cada vez más evidente. La élite empresarial no milita, invierte. Y como todo buen inversionista, diversifica riesgos. Aportan en privado, en silencio, con contratos firmados o favores prometidos. El objetivo no es que uno gane, sino que ninguno los ignore.

En una democracia frágil, esto tiene consecuencias profundas. Se diluyen las diferencias reales entre proyectos políticos. Se reduce la posibilidad de reformas estructurales. Porque cuando el dinero manda, la política obedece. ¿Y qué gobernante le pone límites a quien lo financió?

Mientras tanto, la ciudadanía vota con esperanza, sin saber que detrás del telón los hilos ya están atados. Que gane quien gane, los mismos empresarios estarán en la foto de la juramentación. No por simpatía, sino por estrategia.

Esta neutralidad activa —aparentemente apolítica— es en realidad una forma de poder absoluto. Es un blindaje. Es asegurar que el modelo no cambie, aunque cambien los nombres. Y si algún gobierno intenta tocar intereses, ya habrá otro partido esperando el relevo… con el mismo respaldo económico.

En el fondo, hay una pregunta que nos toca como sociedad: ¿quién gobierna realmente cuando el dinero está en todos los bandos?

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