viernes, junio 13, 2025
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Editoriales

Amaury Sánchez dirige “Todo Beethoven” con la Filarmónica

Amaury Sánchez es el director titular y fundador de la Orquesta Filarmónica de Santo Domingo. Una figura reconocida en la escena musical dominicana durante más de 40 años, por su trabajo como percusionista, compositor, director de orquesta y productor teatral. 

Además de su trabajo con la Filarmónica, Sánchez también es productor y director musical de varios proyectos. Sánchez busca diversificar el repertorio de la Filarmónica, incluyendo tanto obras clásicas como adaptaciones de música popular y folclórica dominicana

La Orquesta Filarmónica de Santo Domingo, dirigida por él, presentará el concierto "Todo Beethoven" el 11 de junio en la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional

Este concierto incluye la Quinta y Séptima Sinfonías del compositor Ludwig van Beethoven (Bonn, Alemania,1770 -Viena, Austria,1827), de las cuales comentaremos a continuación, recordando los artículos escritos con motivo del 250 aniversario del nacimiento de Beethoven en este mismo periódico.

La sinfonía del destino

Infografía

La Quinta Sinfonía de Beethoven en do menor, Op. 67 (también conocida como Sinfonía del destino) es quizás la composición orquestal más popular que se ha escrito y, para muchos melómanos, no es difícil descubrir por qué cuando la escuchamos.

La Quinta, como es conocida comúnmente, es una de las obras más sorprendentes y electrizantes del compositor, e indudablemente la más famosa e influyente sinfonía jamás escrita.

El inicio rítmico de intensidad candente basado en una sola figura de cuatro notas es una de las ideas más famosas de la historia de la música, el resto del primer movimiento es un milagro de construcción; el segundo movimiento es de un lirismo impresionante, pasando a un tercer movimiento con acento en los cornos y contrabajos, e inmediatamente y sin pausa, el cuarto movimiento, concluyendo en un ceremonioso y gozoso final.

No es novedad afirmar que hay algo de mágico e insólito en el primer movimiento de esta obra, un movimiento que ha sido objeto de innumerables análisis a lo largo del tiempo.

Su poder distintivo se deriva del sentido de progresión de la tragedia al triunfo. Se estrenó en Viena en 1808 en un larguísimo concierto junto con la sexta, el cuarto concierto para piano, la fantasía coral y otras obras resultando el concierto un fracaso.

Al año siguiente se repite en Leipzig con muy buena acogida por el público. Desde entonces la quinta Sinfonía permanece única e imprescindible.

De la quinta, mi grabación favorita es la de Carlos Kleiber, un director de una personalidad muy curiosa, con la Filarmónica de Viena en 1974, que es un torrente de energía, incomparable.

La Séptima Sinfonía

La Sinfonía n.º 7 en la mayor, Op. 92 , de exuberante sonoridad cautivó al público de la época y sigue haciendo las delicias de los amantes de la música.

Tiene 4 movimientos: I. Poco sostenuto Vivace; II. Allegretto; III. Presto y IV. Allegro con brío.

Fue estrenada en Viena el 8 de diciembre de 1813 durante un concierto de caridad y dirigida por el compositor.

Podemos decir que en la producción de Beethoven no hay obra más alegre que la Séptima Sinfonía. Aparte del segundo movimiento, Alegretto, que se mueve de manera evocadora entre el dolor conmovedor y el dulce consuelo, la obra es ágil, atlética, decididamente directa y de elevado espíritu.

La introducción en un ritmo moderado se derrama en una vivaz, poderosa pero contagiosamente excitante melodía.

Después del Allegreto, uno de los movimientos sinfónicos marcados más populares de Beethoven durante su vida, llega el scherzo, contundente y juguetón a la vez que alterna con un trío que se convierte casi como un himno de peregrinos.

Con el “Allegro con brío’’ final Beethoven se sumerge en una vorágine musical, con lo cual inspira en el oyente la pura alegría de estar vivo.

Richard Wagner dijo que esta sinfonía es la alegría, la apoteosis de la danza. La noche de su estreno, el público no solo se embriagó con la maravillosa sinfonía, sino que de algún modo estaba celebrando la derrota de Napoleón a manos de Europa y la liberación de los países bajo su yugo.

Hay grabaciones maravillosas de esta sinfonía, como la de Karajan con la Filarmónica de Berlín. Los animo a buscarlas y asistir al concierto el miércoles 11.

Les dejo esta versión del legendario Carlos Kleiber con la Orquesta del Concergebouw, sencillamente exquisita.

Fuente: Diario Libre

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