Una serie de ataques en las ciudades de Chabahar y Rask, en el sureste de Irán, han resultado en la muerte de ocho "terroristas" y cinco miembros de las fuerzas de seguridad. Esta región, ubicada en la frontera con Pakistán, es frecuentemente blanco de ataques por parte del grupo extremista suní Jaish al-Adl.
De acuerdo con autoridades iraníes, más de 20 hombres armados participaron en estos ataques, que tuvieron como objetivo dos bases de la Guardia Revolucionaria y la Marina, así como una comisaría de policía.
Las autoridades de Teherán han responsabilizado al grupo separatista sunita Jaish al-Adl (Ejército de la Justicia en árabe) por llevar a cabo estos ataques, tras haber atacado una comisaría de policía en la misma región el mes pasado, resultando en la muerte de una docena de policías. En respuesta, Irán bombardeó con misiles y drones dos bases del grupo Jaish al-Adl en territorio paquistaní, lo que generó tensiones entre los dos países.
¿Intento de desestabilización?
El ataque del miércoles 3 de abril por la noche fue la mayor operación llevada a cabo por Jaish al-Adl en esta provincia en los últimos tiempos.
Este grupo realiza regularmente ataques contra las fuerzas de seguridad en las ciudades fronterizas con Pakistán; la región de Sistán-Baluchistán cuenta con una notable población sunita.
Irán acusa a Pakistán de no actuar con la suficiente contundencia contra el grupo Jaish al-Adl, que se encuentra refugiado en el país. Según Teherán, este grupo cuenta con el respaldo de los servicios de inteligencia.
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