La crisis financiera que atraviesa la empresa estadounidense New Fortress Energy (NFE) ha encendido las alarmas sobre el futuro del suministro de gas natural licuado (LNG) hacia la planta energética ENERGÍA 2000, actualmente en construcción en Manzanillo, Montecristi.
New Fortress Energy, que acumula deudas superiores a los 8,900 millones de dólares, reportó pérdidas operativas por 197 millones solo en el primer trimestre de 2025. A esto se suman alertas regulatorias, como el aviso de incumplimiento recibido por parte del Nasdaq, tras retrasos en la presentación de reportes financieros.
Uno de los puntos críticos es el acuerdo firmado entre ENERGÍA 2000, S.A. y New Fortress Energy para el uso del buque regasificador Energos Freeze, una unidad flotante de almacenamiento y regasificación (FSRU) con capacidad de 125,000 m³. El contrato contempla un fletamento por tres años, con inicio previsto para septiembre de 2025, en el puerto de Pepillo Salcedo.
Este acuerdo representa un componente esencial en la cadena de abastecimiento de gas para la nueva planta, por lo que cualquier incumplimiento por parte de NFE comprometería tanto la entrada en operación como la sostenibilidad energética del proyecto.
La planta ENERGÍA 2000, considerada uno de los proyectos estratégicos para diversificar la matriz energética del país, dependerá en gran parte de la estabilidad operativa y financiera de su proveedor de gas. El posible quiebre de NFE, de concretarse, podría traducirse en retrasos operativos, aumento en los costos del suministro y eventuales impactos en la tarifa eléctrica nacional.
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