Por ejemplo. En este Pacto del Futuro, en la acción 6, leemos en el enunciado: “Invertiremos en las personas para acabar con la pobreza y reforzar la confianza y la cohesión social”. En el apartado “b” de esta acción se nos dice que “se promoverá la cobertura sanitaria universal. Es decir, se promoverá el acceso a los derechos sexuales y reproductivos”. Pero, en el apartado “e” de la misma acción 6, leemos: “maximizar la contribución positiva de los migrantes al desarrollo sostenible de los países de origen, tránsito, destino y acogida, y reforzar las alianzas internacionales y la cooperación mundial para la migración segura, ordenada y regular, con el fin de abordar de manera integral los factores que propician la migración irregular y garantizar la seguridad, la dignidad y los derechos humanos de todos los migrantes, independientemente de su estatus migratorio”. Traducción: motivar la migración y que las naciones acepten sin más los migrantes que lleguen y les otorguen todos los derechos habidos y por haber en igualdad a los ciudadanos de sus naciones, comenzando por el otorgamiento de la nacionalidad.
En este punto, un grave problema para las naciones receptoras es que una gran parte de la migración se ha venido utilizando como arma de infiltración terrorista dentro de esas naciones receptoras, o como forma de atentar contra Occidente a través de la llamada “migración sustitutiva”. Este es el caso de lo que se ha venido dando, sobre todo, con la migración masiva e ilegal haitiana hacia la República Dominicana. Esta estrategia lo que busca es eliminar las soberanías de los estados y la conservación de la cultura, y en este punto principalmente se pone el foco en la eliminación de la religión, sobre todo del cristianismo católico, sustituyéndola por un sincretismo religioso de corte horizontal y ajeno a todo sentido trascendental; o sea, se fomenta la fraternidad humana.
En estos momentos, se viene discutiendo en el Tribunal Constitucional de nuestro país el propósito de grupos haitianos de que se legalice la práctica del Vudú, aprovechando la anunciada reforma constitucional que viene. Es cierto que nuestra constitución política establece el derecho a la libertad de culto. Pero el ejercicio de este derecho también tiene sus condicionantes. La constitución dominicana del 2015, articulo 45, dice: “Libertad de conciencia y de cultos. El estado garantiza la libertad de conciencia y de cultos con sujeción al orden público y respeto a las buenas costumbres”. Y ya sabemos lo que sucede en la práctica del vudú con los rituales satánicos, de sacrificio de animales y de seres humanos. El vudú es rito satánico.
En la acción 11 de este Pacto, su encabezado dice: “Protegeremos y promoveremos la cultura y el deporte como componentes integrales del desarrollo sostenible”. Y en el inciso “c” de esta acción, leemos: “promover y apoyar el diálogo intercultural e interreligioso para reforzar la cohesión social y contribuir al desarrollo sostenible”. De entrada, uno se pregunta ¿con qué se come esto? ¿Qué tiene que ver el diálogo intercultural e interreligioso con el deporte? ¿Y eso de que sea sostenible? Aplatanemos esto. La ONU nos está diciendo que tenemos que utilizar el ecologismo para promover y apoyar el diálogo interreligioso que refuerza la cohesión social. Es decir, que se hace necesario entender que todas las religiones tienen algo bueno, algo de verdad, y que, por lo tanto, cada religión tiene que poder dialogar sin imponer sus dogmas, dejar de promover que su Dios es el único verdadero, ya que todas las religiones tienen que estar sometidas a un punto de cohesión superior. O sea, ya no es la cristiandad la que tiene que mantener cohesionada a Occidente, ni el hinduismo a la India, ni el budismo a China, etc. A partir de ahora, todas las religiones estarán cohesionadas por una religión superior que será la “Religión del Desarrollo Sostenible”, o la nueva religión universal del Nuevo Orden Mundial.
La ONU nos está encaminando hacia un supermercado de religiones. ¿Les hace ruido aquí aquella afirmación que hiciera el papa Francisco en su reciente viaje por Asia y Oceanía, y que, en un diálogo con jóvenes de diferentes religiones en Singapur, dijera que “todas las religiones son un camino para llegar a Dios”? Me vienen a la mente las palabras del Cardenal Joseph Mercier (1851-1926), que hizo un señalamiento a este respecto de lo que él calificó como la gran blasfemia. Dijo: “Poner la religión de origen divino en el mismo nivel con las religiones inventadas por los hombres, es la blasfemia que atrae los castigos de Dios en la sociedad, mucho más que los pecados de las personas y las familias”. Y no se diga que, esta afirmación del santo padre contradice la enseñanza del mismo Jesús, que dijo que “nadie va al Padre sino es por él”. Sólo en Jesús hay salvación, les guste o no a muchos.
P. Robert A. Brisman P.
- Estudió filosofía y teología en la Universidad Intercontinental de ciudad de México.
- Sacerdote diocesano.
- Párroco en San Juan XXIII y Vicario parroquial en San José de Calasanz.
- Director espiritual del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Arq. De Santo Domingo.
- Capellán arquidiocesano del Apostolado Courage Latino, para el acompañamiento espiritual a católicos con atracción al mismo sexo (AMS).