El anuncio de Amazon de instalar su centro logístico para el Caribe en República Dominicana no es una noticia cualquiera, es la antesala de un cambio estructural en el comercio local. Durante años, los couriers dominaron la escena como intermediarios naturales entre el consumidor dominicano y las compras internacionales. Hoy, su extinción es inminente.
La llegada de Amazon no solo promete entregas más rápidas y baratas, sino una transformación radical del ecosistema minorista. Pronto veremos cómo grandes cadenas locales enfrentarán una competencia feroz, no desde Santiago o Santo Domingo, sino desde un monstruo global con respaldo logístico, tecnológico y financiero sin precedentes. Amazon no viene a coexistir: viene a dominar.
Y entonces vendrá el dilema político. La exención de los 200 dólares, una conquista ciudadana y un alivio para el bolsillo del dominicano, se convertirá en un estorbo para los grupos empresariales que exigirán su eliminación como medida proteccionista. Pero quitarla no será fácil: implica enfrentarse al consumidor y, sobre todo, al interés geopolítico de Estados Unidos que ve en Amazon un instrumento de poder blando y expansión económica.
Esta historia no es sobre comercio. Es sobre soberanía económica, presión política y el choque inevitable entre la globalización y los modelos de negocios tradicionales. El Estado dominicano, como tantas veces, se verá entre la espada y la pared. Y mientras tanto, los couriers, esos sobrevivientes del comercio electrónico, irán cerrando uno a uno, dejando claro que esta muerte no fue súbita… fue anunciada.