Felipe Rojas Alou considera que “las herramientas, físicas y mentales de Barry Bonds, están por encima de todo el mundo. Nunca he visto a un pelotero como él, y he jugado con algunos de los mejores”.
Y es que Barry Bonds era temido por sus adversarios y los lanzadores estaban claros que con un swing ganaba un juego.
El 9 de septiembre de 1992, con el marcador empatado 7-7 en la baja de la sexta entrada, con dos en base, un out y la primera base desocupada, los Cubs deciden no lanzarle al encendido Barry Bonds.
Fue el 28.º pase intencional esa temporada para el jardinero izquierdo de Pittsburgh, rompiendo así el récord de los Bucos en una sola temporada, establecido en 1968 por Roberto Clemente.
Al final de la temporada, Bonds ampliará su récord a 32. Hoy, sin embargo, la estrategia en cuestión resultará un fracaso absoluto e instantáneo cuando Jeff King conectó el primer lanzamiento tras el pase libre de Bonds por encima del muro del jardín izquierdo, logrando así su segundo grand slam de su carrera.
En 1998, Bonds recibió uno de los máximos honores: recibir un boleto intencional con las bases llenas, apenas la quinta vez que esto ocurría en las Grandes Ligas y la primera desde 1944.
El 28 de mayo, con los Diamondbacks de Arizona ganando 8-6 con dos outs en la novena, Buck Showalter ordenó que Bonds recibiera el boleto. El siguiente bateador conectó una línea de out para terminar el juego.
Esta fue una gran muestra de respeto por Bonds, y concederle un boleto intencional (aunque sin las bases llenas) fue una tendencia que alcanzaría proporciones históricas.
Bonds era una persona muy reservada, que no permitía que mucha gente entrara en su círculo íntimo, ni siquiera de niño. Abundan las historias sobre su interacción social, tanto con sus compañeros como con otras personas.
Se dice que hacía cosas en privado para mucha gente, sin querer que se hicieran públicas. Otros informes hablan de él gritando a los jóvenes que le pedían autógrafos. En la casa club no era querido, era un solitario con el que los demás no se llevaban nada bien.
En mi opinión, Bonds sí merece estar en el Salón de la Fama. Ganó tres merecidos premios al Jugador Más Valioso (MVP) antes de eso, en 1990, 1992 y 1993. (1990: .301/.406/.565, 9.7 bWAR, 1992: .311/.456/.624, 9.0 bWAR, 1993: .336/.458/.677, 9.9 bWAR). Las líneas diagonales representan AVG/OBP/SLG, y bWAR es el cálculo de Baseball-Reference para el WAR de bateo.
Bonds también era un excelente fildeador y ladrón de bases, con 179 carreras de fildeo por encima del promedio y 417 bases robadas entre 1986 y 1997.
Es una lástima que no haya sido elegido para el Salón de la Fama, sobre todo porque tuvo mucho éxito mucho antes de que lo señalaran sobre el uso esteroides. ¿Qué opinas? ¿Debería Barry Bonds estar en el Salón de la Fama de Cooperstown?
-
En 1964, Elvio Jiménez, jardinero del Dallas Richmond, sucursal triple A de los Yanquis, amaneció como líder de bateo del equipo con promedio de .291.
-
En 1980, Mario Soto, Cincinnati, le poncha 15 a los Bravos y se anota la victoria con pizarra de 7-1.
-
En 1983, Tony Fernández, Toronto, consigue su primer hit en las Grandes Ligas, un doble frente al lanzador Tim Conroy de Oakland.
-
En 1987, José Núñez debuta en las Grandes Ligas con los Azulejos de Toronto, lanzando dos entradas frente a Cleveland.
Fuente: Diario Libre
Somos EL TESTIGO. Una forma diferente de saber lo que está pasando. Somos noticias, realidades, y todo lo que ocurre entre ambos.
Todo lo vemos, por eso vinimos aquí para contarlo.