miércoles, agosto 6, 2025
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Editoriales

El “Hail Mary” del Gobierno

El Gobierno ya no juega para ampliar ventaja; juega para no perderlo todo. La confianza ciudadana se ha desplomado, la narrativa mediática es adversa y los indicadores sociales le recuerdan cada día que la paciencia se agota. En este punto, solo queda un “Hail Mary”: ese pase largo y desesperado que, si sale bien, cambia la historia… y si falla, confirma la derrota.

Pero ese pase no se lanza con tuits optimistas ni ruedas de prensas llenas de aplausos complacientes. Comienza con un terremoto en el tren gubernamental: la expulsión inmediata de burócratas enquistados, de funcionarios incapaces y de figuras que confunden la gestión pública con un reality show. Y en su lugar, rostros nuevos, perfiles técnicos y operadores cuya única credencial sea entregar resultados, no acumular favores. No es un cambio de imagen; es una cirugía a corazón abierto en plena cancha.

El plan tendría que ser quirúrgico: un año entero de implementación real de políticas públicas agresivas —servicios públicos que funcionen, alivio palpable al costo de vida, golpes frontales a la corrupción— para que los últimos dos años de gestión sean la exhibición de resultados irrefutables. No informes, no gráficas, no promesas: hechos.

Esto exige algo que el poder raramente concede: incomodar a los propios, sacrificar cuotas partidarias, romper pactos de conveniencia. Y hacerlo ya, antes de que el reloj marque cero. Porque si el Gobierno sigue administrando la crisis con el piloto automático, no habrá pase milagroso que lo salve. En política, como en el deporte, el último intento define si entras en la historia… o en el olvido.

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