miércoles, agosto 6, 2025
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Editoriales

Fallece José Rafael Lantigua, figura destacada de las letras dominican

José Rafael Lantigua ha muerto. Lo hizo con la misma discreción con que solía escribir: sin alardes, sin estridencias, pero con una hondura que quedará resonando en el alma cultural de la República Dominicana. Tenía 76 años, una voz templada por la lectura, el oficio de la palabra afilado por décadas de servicio al país, y una vida que fue, desde joven, una declaración de fe en la cultura como destino colectivo.

Poeta, ensayista, crítico, gestor cultural, cronista y maestro, Lantigua fue una de las figuras más relevantes de las letras dominicanas contemporáneas. Ocupaba el sillón A de la Academia Dominicana de la Lengua —el del fundador Adolfo Alejandro Nouel— y desde ahí, como en sus columnas, construía puentes entre la tradición y el presente.

Desde 2004 hasta 2012, ejerció como ministro de Cultura, período en el que impulsó políticas públicas ambiciosas, descentralizó la acción institucional, fortaleció el patrimonio bibliográfico y multiplicó espacios para la creación artística.

Pero mucho antes del cargo, Lantigua ya había marcado territorio: fue el creador de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo y de las Ferias Regionales del Libro; fundador y director, durante veinte años, del suplemento Biblioteca —primero en Última Hora y luego en Listín Diario— que se convirtió en la vitrina literaria más importante del país.

Y cada viernes, en su columna Raciones de Letras de Diario Libre, entregaba un texto que era al mismo tiempo lección, memoria, ventana y brújula. “El lector es un animal raro”, escribió alguna vez, “porque guarda un misterio entre líneas y una soledad compartida con la tinta”.

Sus libros —más de una veintena— dan cuenta de esa multiplicidad: Domingo Moreno Jimenes, biografía de un poeta (1976); La conjura del tiempo (1994); El oficio de la palabra (1995); Islas en el sol (1999); Buscando tiempo para leer (2000); Temblor de isla (2019); Democracia y pandemia (2021); Enseres y tramoyas (2021), entre otros. Su voz era vasta y versátil, capaz de pensar el país, diseccionar la historia, homenajear la poesía, y recordar —como lo hizo en abril de este año— que “la muerte no borra la existencia cuando ha sido una siembra”.

Esa frase, escrita a propósito del aniversario de la Guerra de Abril, hoy resuena como un epitafio involuntario:

“La muerte, cuando llega, interrumpe el tiempo biológico, pero no la siembra. Quedan las huellas, las marcas, las semillas. Quedan las ideas, las palabras, las lecciones. Queda la historia.” (Raciones de Letras, 26 de abril de 2024).

Su muerte

  • Murió a consecuencia de infecciones bacterianas que contrajo en un viaje al exterior, y luego de semanas de tratamiento médico infructuoso. Aún enfermo y muy débil, envió un mensaje donde confesaba que su columna en estas páginas era su vida, pero que ignoraba cuándo estaría en condiciones de reanudarla.
  • Licenciado en Ciencias de la Educación, cum laude con mención en Letras, por la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, Lantigua fue también director de la revista Global, miembro del Consejo Directivo de Funglode y director de su Centro de Estudios de la Cultura.
  • Fue galardonado con el Premio Nacional de Ensayo, el Premio Nacional de Periodismo del Club de Prensa Extranjera, el Premio Narciso González al Intelectual del Año, entre muchos otros. Moca lo declaró Hijo Meritorio. Santiago, Hijo Adoptivo. El país entero, lector agradecido.

La familia

Le sobreviven su esposa Miguelina y sus hijos José Rolando, Pablo José y María Miguelina. Cumpliría años el mes próximo. Sus restos mortales serán sepultados hoy en la mañana.

Quienes lo trataron, recuerdan su gentileza, su rigor, su defensa constante de la lectura como práctica cívica. Quienes lo leyeron —y fueron muchos— saben que su pluma no buscaba protagonismo, sino profundidad. Su Raciones de Letras era, como su título sugiere, una provisión semanal para alimentar el pensamiento.

Hoy, cuando las letras dominicanas pierden una de sus voces más lúcidas, conviene releerlo. Porque lo que escribió, más que para la inmediatez, fue para durar. Porque, como él mismo dijo, “quien escribe sabiendo que el tiempo es breve, lo hace para dejar huella, no aplauso”.

Y José Rafael Lantigua dejó huella. En la cultura. En el idioma. En el país que creyó posible desde los libros.

Infografía
Pérdida de un pilar de las letras criollas

La comunidad cultural y literaria de la República Dominicana ha lamentado profundamente su partida, reconociendo en él un pilar fundamental de las letras nacionales. El ministro de Cultura, Roberto Ángel Salcedo, ha destacado su papel esencial en la consolidación de políticas culturales y lo calificó como “un ciudadano honorable”. La historiadora Mukien Sang expresó su tristeza al perder a un buen amigo. El escritor Basilio Belliard resaltó su legado en la promoción de la lectura y la crítica literaria, mientras el cantautor José Antonio Rodríguez lo recordó como un maestro que enseñó a amar lo nuestro. Omar de la Cruz evocó su sentido del humor y sabiduría, y la periodista Emilia Pereyra subrayó su visión estratégica y el valioso legado que deja para futuras generaciones.

Fuente: Diario Libre

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