El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa que se transmite a través del aire cuando una persona infectada tose o estornuda.
Los síntomas incluyen fiebre, tos, secreción nasal y erupción cutánea, según la Dra. Lyssette Cardona, especialista en enfermedades infecciosas de Cleveland Clinic Florida.
Advierte que el sarampión puede ser peligroso y, en casos raros, puede llevar a complicaciones graves como neumonía, inflamación cerebral y la muerte.
"La vacunación es la mejor forma de prevenir el sarampión", afirma.
En relación a la Semana Mundial de Inmunización, que se celebra a finales de abril, es importante tener en cuenta algunos datos:
La inmunización

La Dra. Cardona explica que hay dos tipos de vacunas contra el sarampión: la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola) y la vacuna cuádruple vírica (sarampión, paperas, rubéola y varicela).
"Ambas vacunas son altamente efectivas y se recomienda que los niños reciban dos dosis para estar completamente protegidos", destaca.
La primera dosis se administra a los 12-15 meses de edad y la segunda entre los 4 y 6 años. La efectividad de la vacuna es del 97% después de la primera dosis y del 99% después de la segunda.
Los efectos secundarios de la vacuna suelen ser leves y temporales, como fiebre, sarpullido o dolor en el lugar de la inyección. Es segura y altamente efectiva, con una tasa de protección del 97% después de dos dosis, asegura la Dra.
Recomendaciones
Ante los síntomas, se deben tomar medidas de precaución, como sugiere la especialista:
- Aislarse para evitar la propagación del virus.
- Descansar y mantenerse hidratado.
- Tomar medicamentos para reducir la fiebre y aliviar los síntomas, como el dolor y la tos, según lo recomendado por un médico.
- Evitar frotarse los ojos, ya que el sarampión puede causar conjuntivitis.
- Consultar a un médico si los síntomas empeoran o hay complicaciones.
Para prevenir la propagación en el hogar, se aconseja:
- Asegurarse de que todos en la familia estén vacunados contra el sarampión.
- Evitar el contacto cercano con la persona infectada y sus objetos personales.
- Mantener una buena higiene personal, como lavarse las manos con frecuencia.
- Limpiar y desinfectar superficies y objetos contaminados con el virus.
- Monitorear a la familia en busca de síntomas de sarampión y buscar atención médica si es necesario.
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