El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha restringido el uso de Tylenol en mujeres embarazadas y recién nacidos, alegando que el medicamento está relacionado con el autismo, a pesar de las críticas del sector médico que lo considera seguro.
Durante una conferencia, Trump insistió en que no se consuma Tylenol, citando un aumento en los diagnósticos de autismo, aunque sin pruebas concretas. Según datos de la Red de Monitoreo del Autismo y las Discapacidades, 1 de cada 31 niños en EE.UU. tiene trastorno del espectro autista (TEA), un incremento respecto a cifras anteriores.
El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos sostiene que el paracetamol es seguro y que las enfermedades tratadas durante el embarazo son más peligrosas que cualquier riesgo teórico. Eric Ding, epidemiólogo, refutó las afirmaciones de Trump, citando un estudio sueco que no encontró asociación entre el uso de paracetamol durante el embarazo y el autismo. Este estudio, realizado por la Universidad Drexel y el Instituto Karolinska, analizó a 2,4 millones de niños y concluyó que los factores familiares explican la asociación observada.
Por otro lado, un estudio de la Escuela de Medicina de Icahn del Mount Sinai sugiere que la exposición prenatal al paracetamol podría aumentar el riesgo de trastornos del neurodesarrollo. Kenvue, fabricante de Tylenol, rechazó las declaraciones de Trump, destacando que discrepan de cualquier sugerencia contraria a la ciencia independiente. Tylenol, lanzado en 1955, es uno de los analgésicos más utilizados en EE.UU., con ventas anuales de aproximadamente 1.000 millones de dólares.
Fuente: El Testigo
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