El anuncio presidencial de que Amazon comenzará vuelos de carga diarios hacia Santo Domingo fue recibido como un triunfo del país en su ruta a convertirse en hub logístico. Sin embargo, detrás del entusiasmo se esconde un dilema mayor sobre el futuro de los couriers dominicanos y la claridad del marco legal que regula la entrada del gigante del comercio electrónico.
Amazon, al menos por ahora, no entra como minorista directo. Su jugada inicial es más prudente: volar la carga y ofrecer espacios a los couriers locales en sus aviones. La estrategia le asegura control aéreo y presencia regional, mientras deja que la última milla siga en manos de quienes ya dominan esa tarea. Pero nada garantiza que Amazon, más temprano que tarde, busque integrarse y sustituir a los intermediarios.
Aquí es donde ASODEC debe actuar. El gremio necesita negociar colectivamente con Amazon para asegurar que los couriers se conviertan en socios inevitables de su operación. Sin esa alianza, decenas de empresas que han sostenido la distribución y el empleo quedarían fuera del tablero.
El otro frente es normativo. Hoy el de minimis de US$200 se encuentra en el Decreto 402-05, diseñado para empresas de transporte expreso. El nuevo Reglamento de Operadores Aduaneros (Decreto 609-24) reconoce a las empresas operadoras logísticas, pero no define con precisión si pueden procesar despachos bajo la modalidad de “correo expreso”. Esa ambigüedad abre un riesgo: que Amazon desarrolle infraestructura propia para manejar mercancía bajo un régimen que hasta ahora es exclusivo de los couriers.
La DGA debe anticiparse. Urge emitir una Norma General que regule la interacción entre operadores logísticos y correos expresos, aclarando roles y responsabilidades, y garantizando que el régimen de minimis siga siendo equitativo y sostenible.
La encrucijada es clara: o se negocia una alianza que preserve a los couriers como socios estratégicos, con reglas claras desde la Aduana, o se deja abierto el camino para que Amazon reescriba la logística dominicana a su medida. Y ahí, la muerte estaría anunciada: primero para los couriers, y luego para grandes, medianos y pequeños comerciantes del país.