Amazon, el segundo mayor empleador privado del mundo, con 1.5 millones de empleados, ha desarrollado el mayor plan de automatización jamás visto en la industria logística. La compañía pretende frenar la contratación de 600,000 trabajadores en EE UU de aquí a 2033, sustituyéndolos por lo que denomina "tecnología avanzada", es decir, robots de IA.
Según documentos internos filtrados al New York Times, la empresa con sede en Seattle se ha fijado el objetivo de robotizar el 75% de sus operaciones en los próximos años, una meta que le permitirá duplicar sus ventas manteniendo estable su plantilla actual. El ahorro estimado asciende a 30 céntimos por artículo procesado en los almacenes, lo que supone un total de 12,600 millones de dólares entre 2025 y 2027.
El modelo de Shreveport y la expansión de la automatización
La compañía ya ha probado, a pequeña escala, el modelo que sustentará toda su estrategia de automatización en uno de sus centros logísticos de Shreveport, Luisiana, que abrió en otoño de 2024 y contará con la mayor concentración de robots de toda la red de Amazon. Las instalaciones ocupan cinco plantas y más de 280,000 metros cuadrados, emplean unos 1,000 robots y han reducido las necesidades de personal en un 25% en comparación con los centros tradicionales. En 2025, el centro solo empleará a 2,000 personas, aproximadamente la mitad del personal que habría sido necesario sin automatización.
Más de 160 personas trabajan como técnicos de robótica, con sueldos a partir de 24.45 dólares la hora, frente a los 19.50 dólares de los trabajadores de almacén tradicionales. Amazon ha capacitado a aproximadamente 5,000 personas a través de su programa de aprendizaje de mecatrónica desde 2019, un número pequeño dado el alcance de los cambios planificados.
Dentro del almacén, una vez que un artículo está empaquetado, los sistemas robóticos gestionan de forma autónoma casi toda la ruta hasta la entrega al mensajero, dejando a los operarios humanos solo tareas residuales de supervisión. La tecnología desplegada incluye plataformas de IA y visión por computadora, como Sequoia, capaz de identificar y almacenar inventario hasta un 75% más rápido que los sistemas tradicionales; robots móviles autónomos Proteus, que transportan los carros; brazos robóticos Sparrow, dedicados a manipular objetos; y el nuevo sistema háptico Vulcan, diseñado para seleccionar artículos de diferentes estanterías.
Amazon ya emplea a más de un millón de robots en todo el mundo, una flota que numéricamente iguala a la mano de obra humana. Entre las innovaciones más recientes, el modelo Blue Jay consolida tres estaciones robóticas separadas en un único espacio operativo, reduciendo aún más la necesidad de intervención humana en procesos repetitivos.
Documentos revisados por el New York Times indican que Amazon pretende replicar el modelo de Shreveport en unas 40 instalaciones para finales de 2027, empezando por una recién inaugurada en Virginia Beach. Paralelamente, almacenes ya operativos también están pasando por una fase de reconversión, como el centro de Stone Mountain, cerca de Atlanta, que actualmente emplea a unos 4,000 trabajadores humanos. Tras la instalación de sistemas robotizados, se espera que el centro procese un 10% más de artículos y reduzca la plantilla en 1,200 trabajadores. La dirección de Amazon informó al consejo en 2024 de su intención de mantener una plantilla estable en EE UU en los próximos años.
El debate sobre el futuro del trabajo
Las repercusiones de esta transformación afectan a todo el mercado laboral estadounidense. Daron Acemoglu, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y Premio Nobel de Economía en 2024, declaró al New York Times que "uno de los mayores empleadores de Estados Unidos se convertirá en un destructor neto de puestos de trabajo, no en un creador neto". El economista, reconocido experto en los efectos de la automatización sobre el empleo, señala que ninguna otra empresa tiene un incentivo tan fuerte como Amazon para perfeccionar los sistemas de automatización.
Un estudio realizado en 2020 por el MIT concluyó que cada robot añadido por cada mil trabajadores supone una reducción del 0.42 % en los salarios. Cuando se publicó el estudio, la automatización ya había suplantado unos 400,000 puestos de trabajo en Estados Unidos.
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