Desde que comienza su día hasta que lo finaliza, Diana Ruiz se preocupa constantemente por la comida que necesita para alimentar a su hijo de seis años. Esta preocupación es compartida por muchas madres cubanas debido a la escasez de alimentos y los frecuentes cortes de energía en la isla.
"Lo primero que pienso al levantarme es qué voy a darle de comer a mi hijo, y antes de dormir me pregunto qué podrá merendar o desayunar", relata Ruiz, de 31 años, ama de casa y embarazada de cuatro meses, residente en Nuevo Vedado, un barrio céntrico de La Habana.
Diana se mueve entre su despensa, donde guarda algo de arroz y unos pocos panes, y la nevera, que apenas contiene una hamburguesa, dos botellas de agua y un batido de fruta congelado. "Eso es todo lo que tenemos", dice con desánimo en su hogar, donde también vive con su padre invidente.
Las quejas por la escasez de alimentos y los largos cortes de energía, que han afectado a casi toda la población cubana en las últimas semanas, llevaron a cientos de personas a manifestarse el 17 de marzo en al menos cuatro ciudades del país, en las mayores protestas desde las marchas históricas contra el gobierno del 11 de julio de 2021.
Estas protestas se desencadenaron en Santiago de Cuba, la segunda ciudad más grande del país en el este, cuyos habitantes sufrían cortes de energía de hasta 13 horas al día. "Comida y energía" era la demanda de los manifestantes, muchos de los cuales eran mujeres.
El presidente Miguel Díaz-Canel reconoció más tarde "una acumulación de largos cortes de energía que molestan mucho a la población". También admitió que Cuba enfrenta "carencias de alimentos" debido a problemas en la distribución oportuna de productos básicos.
Organizaciones de derechos humanos reportaron detenciones relacionadas con las protestas, y se documentaron casos de personas arrestadas. La situación ha sido descrita como "crítica" por las autoridades, que han admitido dificultades en la importación de alimentos y una disminución en la producción agropecuaria.
En medio de esta crisis, Cuba ha solicitado ayuda al Programa Mundial de Alimentos para garantizar el abastecimiento de leche a los niños. Incluso la entrega de pan se ha visto afectada por problemas en la importación de trigo y fallas en los molinos del país.
A pesar de que la capital no sufre de cortes de energía prolongados como otras provincias, la distribución de alimentos sigue siendo limitada. Residentes como Aracely Hernández, de 73 años, se ven obligados a lidiar con precios elevados y escasez de productos básicos.
En medio de una crisis económica, con niveles de inflación cada vez más altos, los cubanos luchan por acceder a alimentos y productos básicos a precios accesibles. La situación se ve agravada por las sanciones y restricciones impuestas por Estados Unidos, que dificultan los esfuerzos de Cuba para mejorar su economía.
El modelo económico y social de Cuba se encuentra en crisis, según expertos, y la población muestra signos de descontento y ruptura con el gobierno comunista. La histórica relación entre el pueblo y el gobierno parece haber llegado a un punto de quiebre, evidenciando una profunda crisis social y económica en la isla.
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