martes, junio 24, 2025
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Editoriales

IA Verde: La tecnología que evita el desperdicio de agua en las grandes construcciones

Alon Geva de WINT.

Alon Geva, de WINT.

Nir Landau

La IA procesa este torrente de datos en tiempo real, aprendiendo los patrones de consumo normales del edificio. Cuando detecta una anomalía —un flujo de agua mínimo pero constante a las 3 de la mañana, un pico de consumo que no corresponde a ninguna actividad programada—, el sistema lo identifica instantáneamente como una posible fuga o una ineficiencia. Inmediatamente, envía alertas a los administradores del edificio, permitiéndoles actuar antes de que el problema escale, evitando así daños estructurales, reclamaciones a seguros y, por supuesto, un desperdicio masivo de agua.

Durante décadas, "los desarrolladores y arquitectos han tratado el agua como un servicio público pasivo en lugar de un recurso gestionado", señala Alon Geva. Este es, según él, uno de los mayores puntos ciegos del diseño sostenible. Mientras el modelado energético es un estándar, la prevención de fugas es una idea tardía.

La implementación de IA para gestionar el agua ataca directamente este problema, generando un retorno de inversión tangible y multifacético. "Al prevenir daños por agua, reducir el desperdicio y disminuir los costos de los servicios públicos, los sistemas de agua impulsados por IA bajan significativamente los gastos operativos", afirma Geva.

El valor, sin embargo, trasciende el ahorro en la factura. Un edificio que previene activamente las fugas es un activo menos riesgoso y, por tanto, más valioso. A largo plazo, estas tecnologías mejoran la resiliencia del inmueble, fortalecen las credenciales ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) de la empresa propietaria y facilitan la obtención de certificaciones de prestigio como LEED y BREEAM, que a su vez pueden aumentar el valor de la propiedad y su atractivo para inquilinos de primer nivel.

Construyendo las Ciudades Resilientes del Mañana

La visión a futuro es aún más ambiciosa. La aplicación de esta tecnología a escala urbana puede ser un pilar fundamental para la creación de ciudades resilientes al cambio climático, especialmente en zonas vulnerables como América Latina.

Para Geva, el potencial es transformador. "La IA puede cambiar la infraestructura del agua de reactiva a predictiva", concluye. "En las regiones con estrés hídrico, los sistemas inteligentes pueden ayudar a las ciudades a gestionar sus limitados recursos hídricos de manera más eficiente, identificar zonas de altas pérdidas y prevenir el desperdicio evitable, haciendo que los entornos urbanos sean más resilientes a las sequías y a los choques de suministro provocados por el clima".

La batalla contra la escasez de agua no se librará únicamente en los grandes embalses o en las plantas de tratamiento, sino también en las tuberías ocultas de nuestros edificios. Y gracias a la inteligencia artificial, ahora tenemos la capacidad de escuchar lo que el agua nos dice y, finalmente, silenciar el goteo del desperdicio.

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