En la férrea, criminal y larga dictadura de Rafael L. Trujillo Molina (1930-1961), a la gran mayoría de estudiantes con ideas democráticas que pudieron matricularse en la universidad se les hizo harto difícil terminar una carrera, teniendo muchos que exiliarse en diversos países donde algunos lograron graduarse. De los que se quedaron y tuvieron la osadía de hacerse profesionales con enormes dificultades y esfuerzos, a parte ellos no solo se les negó el exequátur para que no pudieran ejercer, sino que fueron vil y cobardemente asesinados por sicarios al servicios del nefasto régimen.
En San Francisco de Macorís, por ejemplo, según lo reseñado por el abogado, comunicador e historiador Dr. Luís J. Báez del Rosario (EPD), en su libro Genes de Gloria, a ninguno de los cuatro hermanos Alfonso, José, Juan y Luis Moreno Martínez, todos doctores en leyes, se le autorizó el exequátur, y a Juan (Nono), el más joven, en diciembre de 1958 le asesinó, a cuchilladas y palos, un sicario del gobierno.
El triste y doloroso caso de Minerva Argentina Mirabal Reyes (1926-1960). Amante al estudio y con gran inteligencia que mostró desde los cinco años de edad, cuando ya sabía leer y escribir, en su etapa entre la adolescencia y primera juventud se nutrió de conocimientos generales, leyendo libros de ciencias políticas, derecho, sociología, poesía, etc., lo que contribuyó mucho a su gran formación intelectual.
Graduada (con honores) de bachiller en Letras y Filosofía, en julio de 1946, en el Colegio Inmaculada Concepción de La Vega, tuvo que esperar seis años para poder inscribirse en la Universidad de Santo Domingo en procura de ver hecho realidad su sueño de hacerse profesional del derecho, sobre todo, porque sus padres se oponían a que ella se fuera a vivir a la capital donde podía ser víctima de las acciones criminales de la tiranía, por su condición de activista anti-trujillista.
Ingresó a la universidad en 1952, alojándose en la capital, primero, en un convento de monjas, y después fue a vivir a un apartamento junto a su hermana María Teresa, cuando en 1954 ésta fue a estudiar ingeniería, cambiándose luego para agronomía. El 28 de octubre de 1957 Minerva recibió su título de doctora en Derecho, Magna Cum Laude, con promedio sobre los 90 puntos.
El tema de su tesis de grado quedó expresado en el título de la misma: EL PRINCIPIO DE LA IRRETROACTIVIDAD DE LAS LEYES Y LA JURISPRUDENCIA DOMINICANA, en cuya introducción la autora explicó que: “La elección de este tema de tesis obedece al propósito de estudiar o presentar en forma más o menos comprensiva el problema de la irretroactividad de la ley y evolución de nuestra jurisprudencia, con respecto a la aplicación de los textos referentes al mismo […) La interpretación restrictiva que tradicionalmente se había dado al artículo 47 de la Constitución llegó a convertirse en un axioma, una especie de dogma entre nosotros. Esta interpretación exegética era la consecuencia lógica de nuestra inestabilidad política, de nuestra falta de madurez jurídica.
Era preciso, la elaboración de una teoría para determinar los límites de la irretroactividad. El Derecho no es una ciencia matemática sino una ciencia social; no es una abstracción, sino una realidad viva que se encuentra en perpetua gestación. La ley es la expresión de los intereses sociales y la evolución jurídica es una consecuencia de la evolución social.
En virtud de la importancia de este tema jurídico-constitucional y la forma inteligente y magistral como la después heroína y mártir dominicana lo pudo elaborar, en noviembre del 2022 el Tribunal Constitucional de la República Dominicana (durante la presidencia del Dr. Milton Ray Guevara) lo incluyó en la lista de publicaciones Colección Clásicos de Derecho Constitucional.