El pasado octubre, la noticia de que OpenAI planeaba simplificar su inusual estructura sin ánimo de lucro llamó la atención del activista Orson Aguilar. Temía que el plan de la creadora de ChatGPT de transformarse en una empresa más convencional de la que los inversores pudieran obtener rendimientos ilimitados perjudicara económicamente a las comunidades de clase trabajadora por cuya protección lleva luchando casi 30 años.
La nueva organización de Aguilar, LatinoProsperity, se centra en la creación de riqueza intergeneracional, y él creía que los chatbots de IA de vanguardia como ChatGPT se convertirían en una parte integral de muchos empleos bien remunerados del futuro. Pero después de leer sobre los deseos de OpenAI, le preocupaba que la transición a una corporación de beneficio público facultada para perseguir beneficios enriqueciera a los ya ricos y descuidara la misión declarada de la startup de beneficiar a toda la humanidad con la IA.
Aguilar decidió hacer una llamada telefónica ese mismo día, iniciando una serie de acontecimientos que le llevaron a convertirse en una de las principales voces que luchan por el futuro de OpenAI y el establecimiento de lo que podría convertirse en la fundación benéfica con más dinero del mundo.
En la actualidad, el negocio con ánimo de lucro de OpenAI está controlado por una organización sin ánimo de lucro, y los beneficios para los inversores están limitados. Sin embargo, como las ambiciones de OpenAI han crecido y mantenerse a la vanguardia le ha exigido recaudar muchos más fondos, los inversores han exigido una mayor rentabilidad.
Según OpenAI, una reciente ronda de inversión de 40,000 millones de dólares ha impulsado su valoración hasta los 300,000 millones, pero el 75% del dinero prometido está supeditado a que la empresa complete una renovación estructural a principios del año que viene. En diciembre, la startup de IA publicó en su blog que, como subproducto de la operación, se crearía "una de las organizaciones sin ánimo de lucro con más recursos de la historia", aunque con menos poder sobre los productos que OpenAI crea y menos injererencia en para quién los desarrolla.
Aguilar codirige una coalición de grupos de defensa que se reunieron con OpenAI en marzo, y está presionando a la oficina del fiscal general de California, que regula las organizaciones sin ánimo de lucro del estado, para garantizar que la reestructuración de la startup se adhiere a la ley. Su activismo ya ha contribuido a que OpenAI forme una pequeña comisión asesora que incluye a la legendaria activista laboral Dolores Huerta.
"A las empresas tecnológicas les gusta perturbar", dice Aguilar. "No podemos dejar que perturben nuestro sistema de beneficencia y se salgan con la suya. Ya tenemos una herramienta: OpenAI, una organización sin ánimo de lucro cuya misión declarada es hacer cosas buenas. Sería una pena que eso se perdiera en la carrera del desarrollo de la IA".
Lindsey Held, portavoz de OpenAI, afirma que la reestructuración de la organización "garantizaría que a medida que la corporación de beneficio público tenga éxito y crezca, también lo haga la organización sin ánimo de lucro, permitiéndonos cumplir la misión" de que la IA beneficie ampliamente al público.
Open AI, un camino hacia el negocio
Un grupo de pesos pesados de la industria tecnológica, entre ellos Elon Musk y Sam Altman, cofundaron OpenAI como organización sin ánimo de lucro en 2015 con el objetivo de contrarrestar los proyectos de IA existentes dirigidos por grandes empresas con ánimo de lucro. OpenAI tenía previsto compartir sus investigaciones con el público y centrarse en el desarrollo de sistemas de IA altamente capaces y útiles en general.
Pero a medida que el desarrollo se hacía más costoso y ChatGPT se convertía en una sensación de la noche a la mañana tras su debut en 2022, OpenAI ha pasado a ocultar cada vez más algunos de los detalles clave de su investigación por motivos de seguridad y competencia. También está intentando generar ingresos significativos con sus servicios.
Musk, que fundó una empresa competidora de OpenAI, demandó al fabricante de ChatGPT y a su consejero delegado, Altman, por abandonar supuestamente sus principios fundacionales originales. El mes pasado, Musk perdió ante un tribunal un intento preliminar de impedir que OpenAI se convirtiera en una corporación de beneficio público que pudiera perseguir legalmente tanto beneficios económicos como sociales. (Otro competidor de OpenAI, Meta, ha expresado su apoyo a los esfuerzos de Musk por bloquear la reestructuración).
Somos EL TESTIGO. Una forma diferente de saber lo que está pasando. Somos noticias, realidades, y todo lo que ocurre entre ambos.
Todo lo vemos, por eso vinimos aquí para contarlo.