sábado, agosto 16, 2025
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Editoriales

Protector térmico, un paso clave en la rutina capilar

Bajo el sol del verano, las rutinas de cuidado suelen reordenarse: se intensifica el uso de protección solar para la piel y se aligeran las bases de maquillaje. Uno de los grandes olvidados sigue siendo el cabello, particularmente cuando se somete a altas temperaturas, radiación solar, sal, cloro y peinados con herramientas térmicas. 

Frente a este escenario, los expertos coinciden: incorporar un protector térmico no es solo recomendable sino necesario en la rutina de cuidado capilar para no solo lucir una melena más bonita, sino también más sana y fuerte.

El sol también quema el cabello

Los protectores térmicos se asocian al uso de planchas, rizadores o secadores. Sin embargo, su función va más allá. “El cabello sufre no solo por el calor artificial, también por las altas temperaturas ambientales, la radiación ultravioleta o la fricción con toallas o accesorios de peinado”, explica la experta Ana Martínez, desde Jean Louis David. 

“Si se combina esto con exposición prolongada al sol, cloro o agua salada, la queratina natural se deteriora y el cabello pierde su elasticidad, brillo y fuerza”, añade la experta sobre este deterioro, que no solo afecta al aspecto del cabello, sino a su estructura interna. 

Las cutículas, encargadas de proteger el córtex capilar, se levantan, lo que permite que la humedad se evapore más rápidamente y el color se desvanezca con mayor facilidad. “Un cabello sin protección puede sufrir oxidación, rotura y encrespamiento crónico”, resume Martínez.

La técnica de aplicación importa

No solo es importante qué producto se aplica, sino cómo se aplica. Muchos errores de rutina acaban agravando el estado del cabello. Frotar en exceso con la toalla o aplicar calor sin proteger puede abrir la cutícula y facilitar la rotura.

“Hay que recordar que la cutícula del cabello funciona como una teja. Si se levanta por fricción o calor, es más fácil que se pierda hidratación y el cabello se vuelva áspero”, explica Raquel da Conceiçao, técnica del Instituto Llongueras en Barcelona.

 Para preservar esa capa protectora, recomienda peinar el cabello con peines de púas anchas, aplicar protectores antes del secado y evitar temperaturas extremas.

Da Conceiçao destaca, además, la importancia de matizar regularmente el color en el salón para mantenerlo vivo y saludable. “El matiz es una coloración directa que embellece el tono sin agredir la fibra. En los últimos años, estamos trabajando más con tonalidades cálidas que permiten una transición más natural tras el verano”, apunta.

Especial atención al cabello teñido

Infografía
El protector térmico ayuda a tener una melena sin encrespamiento. (CEDIDA POR STUDIO K)

Uno de los colectivos más vulnerables ante el calor y el sol es el de quienes llevan el cabello teñido o con mechas. El pigmento artificial se oxida con mayor rapidez, provocando la pérdida de intensidad del color, la aparición de reflejos anaranjados o verdosos y un aspecto apagado de la melena.

Ana Martínez recomienda complementar el uso de protectores térmicos con champús, mascarillas y tratamientos específicos que restauren la fibra capilar. “Después de una exposición prolongada al sol, es muy probable que el cabello esté apagado, sensible y quebradizo”.

Tras el verano, los reflejos indeseados también pueden corregirse en casa. Para ello, Martínez sugiere productos con pigmento violeta, pensada para neutralizar tonos anaranjados o amarillos en cabellos rubios o con decoloración. “Actúa en el corazón de la fibra, matiza y protege de nuevas agresiones externas”, explica.

Cómo elegir el protector térmico adecuado

No todos los protectores térmicos funcionan de la misma manera ni están indicados para todos los tipos de cabello. La elección del producto debe tener en cuenta factores como la textura del cabello, su nivel de porosidad, si está teñido o no, y el tipo de herramienta térmica que se emplea habitualmente.

Para cabellos finos o grasos, se recomiendan fórmulas ligeras en spray o cremas de rápida absorción que no apelmacen. Para cabellos gruesos o rizados, los aceites o sérums más densos pueden ser más eficaces, siempre que no contengan siliconas pesadas.

Frente a estas amenazas estivales, los productos de tratamiento sin aclarado —como aceites, cremas o sprays con función termoactiva— han ganado protagonismo. Además de facilitar el peinado, estos cosméticos recubren la fibra capilar con una película invisible que actúa como escudo térmico.

El uso de protectores térmicos se ha convertido en una parte imprescindible de cualquier rutina capilar consciente, especialmente en verano. No solo protege del calor directo, sino también de los efectos acumulativos del sol. Con la fórmula adecuada y la aplicación correcta, es posible mantener una melena saludable.

Fuente: Diario Libre

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