sábado, junio 28, 2025
spot_img
spot_img

Editoriales

Carlitos con carguito: La parábola que desnuda el alma ante el poder

Dentro de la sabiduría popular china, existe una fábula que se amolda muy bien a la frase: «Si quieres conocer a Carlitos, dale un carguito». La historia se titula El sueño del Doctor Tsêng, y pertenece a un grupo de fábulas, Historias extrañas de un estudio chino, y trata sobre un médico recién graduado que, junto a unos amigos, busca un astrólogo para que le prediga el destino. El adivino le responde que será secretario de estado durante veinte años de tranquilidad. Eufórico, Tsêng se cree la profecía y planea ascender a amigos y vengarse de enemigos.

Se queda dormido dentro de un templo y sueña que su predicción se cumple. Se convierte en un poderoso secretario de estado, vive en un lujo ostentoso y abusa de su poder. Se venga de quienes lo ofendieron y amasa una vasta fortuna, ignorando las advertencias y el distanciamiento de sus colegas. Sin embargo, su sueño da un giro drástico. Es acusado y desterrado a Yunnan, su fortuna es confiscada, y él y su esposa son forzados a una extenuante caminata. Son atacados por bandidos que se proclaman víctimas de sus crímenes, y Tsêng es decapitado.

En el inframundo, es juzgado por un rey horriblemente feo. Es condenado a sufrir horribles torturas: hervido en aceite, arrojado sobre una colina de espadas y forzado a beber metal fundido.

En medio de su tortura, el Dr. Tsêng se despierta bruscamente. Sus amigos se burlan de su pesadilla, y el anciano bonzo del templo, quien había sido testigo de su arrogancia inicial, le pregunta si la profecía del astrólogo fue cierta. Profundamente cambiado por su sueño, Tsêng abandona su orgullo y se retira a las colinas, renunciando a la ambición de ser secretario de estado.

La Vanidad: Una Trampa Sutil

La enseñanza de esta fábula es muy clara: el Dr. Tsêng, en su sueño, sembró arrogancia, prepotencia y abuso de poder, cosechando de ello venganza y su propia muerte. Aunque se trata de una ilusión, esta mostró su lado más oscuro, esa parte de nosotros que, si no somos lo suficientemente sabios, no seremos capaces de dominar. La vanidad es una contravirtud que se muestra dócil y fácil de dominar, pero encierra una trampa que consume a quienes se dejan arrastrar de ella, producto del placer y la comparación.

El astrólogo no predice el futuro: revela el deseo oculto de Tsêng. La "profecía" actúa como un catalizador que desenmascara su ambición latente y su sed de reconocimiento. Al recibir la validación externa, su vanidad eclipsa su juicio. Esa revelación, que en primera instancia era un sueño y que posteriormente se convierte en pesadilla, nos muestra cómo, de manera progresiva, una persona pasa de la normalidad a la monstruosidad perversa y malsana.

La vanidad, como motor de la ambición o del reconocimiento, va ahondando en aquellos que se dejan atrapar sentimientos negativos; no son capaces de escuchar, viven a la luz del placer efímero y progresivo, alimentando el orgullo y la comparación que solo busca la altivez. Quienes caen bajo los influjos de esta contravirtud pierden la perspectiva de su realidad, se desconectan, son menos empáticos y, sobre todo, menos humanos. Desarrollando así una conciencia distorsionada y enferma, incapacidad de encontrar paz por el orgullo y un corazón endurecido por la arrogancia. 

La sabiduría del despertar

Me gusta de esta fábula el hecho de que el protagonista pasa del sueño a la pesadilla, y luego al despertar. ¿Cuántas personas quedan atrapadas en ese mundo? Es decir, lo vemos con empresarios quebrados por avariciosos, artistas caprichosos, deportistas que derrochan fortunas, políticos o gerentes que abusan del poder y caen en desgracia. En el caso del Dr. Tsêng, no solo despierta, sino que sufre una transformación, metanoia, que lo conduce hacia la sencillez, la redención y el abandono de ambiciones mundanas.

Aunque se trata de un mal sueño, el protagonista reconoce sus errores y se arrepiente, dando el paso al cambio y la virtud. La fábula del Dr. Tsêng, en definitiva, es un potente recordatorio de que el poder y el reconocimiento pueden ser pruebas severas para el carácter, y que la verdadera sabiduría reside en la humildad y la capacidad de autoconciencia.

Juan A. Pascual
+ posts

Es un profesional, columnista y escritor apasionado por la cultura, los temas existenciales, la teología, filosofía y la literatura, especialmente el cuento y la narrativa. Se considera un aspirante constante en el ocio de pulir las palabras, reflexionar y escribir. Actualmente colabora en La Revista Palanca.

RELACIONADAS