Por: Juan Jose Mesa
La 31.ª Bienal Nacional de Artes Visuales rinde homenaje a una artista cuya obra trasciende generaciones y geografías: Elsa Núñez. Su universo pictórico, construido desde la sensibilidad y el dominio técnico, ha sido un testimonio inquebrantable de la condición humana, la identidad y la memoria.
Formada en la Escuela Nacional de Bellas Artes bajo la tutela de maestros como Josep Gausachs, Clara Ledesma y Gilberto Hernández Ortega, su aprendizaje encontró nuevas dimensiones en la Real Academia de San Fernando en España, donde afianzó las enseñanzas de su mentor y exploró nuevas posibilidades expresivas. Su arte, de una potencia lírica y simbólica excepcional, ha consolidado su legado como una de las más grandes figuras de la plástica dominicana.
Este reconocimiento en la Bienal no es solo un tributo a su trayectoria, sino también un acto de justicia cultural. Elsa Núñez ha construido un lenguaje propio, en el que el gesto y la emoción se entrelazan para dar forma a imágenes de profunda carga poética y simbólica. Su obra ha sido un puente entre tradición y contemporaneidad, trascendiendo la plástica para convertirse en un testimonio visual de nuestra historia y sensibilidad colectiva.
Celebramos esta distinción con la certeza de que el arte dominicano sigue nutriéndose de figuras cuya obra enriquece el espíritu de nuestra nación. Que la 31.ª BNAV sea un espacio de reafirmación, reflexión y renovación para nuestras artes visuales.
Nos vemos el 30 de agosto en el Museo de Arte Moderno.